Tiene razón la expresión popular aquella que nos dice que es "de bien nacido ser agradecido". Quede aquí constancia pública del agradecimiento de toda una familia a los servicios de Urgencia y Quirófanos del Hospital Insular porque con sus eficientes conocimientos y destrezas médicas el martes, mediante dos delicadas operaciones quirúrgicas, salvaron la vida de un joven veinteañero que sufrió un aparatoso accidente de tráfico en las inmediaciones del antiguo Puente de Piedra.

No seremos nosotros quienes investiguen y analicen las presuntas causas que provocó el accidente, sobre el que tenemos una versión que ni mucho menos vamos a juzgar. Para eso están los eficientes servicios de Atestados de la policía municipal que, según nos dicen, trabajan, o trabajaron incluyendo, al parecer, la versión de varios testigos presenciales sobre las posibles causas que lo provocó.

Lo importante, ahora mismo es que, afortunadamente, el joven, dentro de la gravedad, parece estar fuera de peligro y que Luis Pedro seguirá viviendo hasta que sea un viejito para contar el protagonismo directo que tuvo en este accidente. Sepa él que toda su familia, y en especial Abo y Tata, seguirán queriéndolo infinitamente, pues su carácter, campechanía, sentido de la amistad y del humor lo hacen acreedor al sentimiento de amor que todo el mundo tiene de él y hacia él.