Los agentes de la Policía Nacional encargados de la investigación sobre la muerte de la peregrina Denise Pikka Thiem en Astorga encontraron hace días un trozo de carpo de una mano humana que sospechan que corresponde a la mujer estadounidense cuyo cadáver fue hallado el pasado 11 de septiembre. El hallazgo se produjo el mismo día en el que se llevó a cabo una reconstrucción de los hechos en presencia del autor confeso de la muerte, Miguel Ángel Muñoz Blas.

El carpo apareció en el mismo lugar en el que el detenido confesó a los agentes haber enterrado a su víctima por primera vez, un agujero de jabalí ubicado en un paraje inhóspito y de muy difícil acceso fuera de su finca.

Aprovechó ese hoyo en la tierra para enterrar el cuerpo de la mujer hasta que tiempo después lo cambió de lugar y lo depositó en una finca cercana a donde vivía él. Allí es donde finalmente lo encontró la policía horas después de detener a Muñoz Blas en Grandas de Salime. El cadáver estaba en avanzado estado de descomposición y sin ninguna de las dos manos.

La policía reanudó ayer la búsqueda de ambos miembros en toda la zona y en diferentes puntos. Estas tareas tuvieron que suspenderse a finales de la semana pasada debido a las condiciones meteorológicas. La razón es que la humedad provocada por las lluvias dificulta el trabajo de los perros que usa la policía para estas tareas.

La previsión es que la búsqueda continúe los próximos días hasta que ofrezca resultados. El hallazgo de las manos es importante, pues a partir del análisis de estas extremidades que realizaría la Policía Científica en caso de que se encontrasen, se podrían determinar nuevos detalles sobre el modo en el que fue asesinada la mujer. Aspectos como el grado de alevosía, el ensañamiento, si hubo un forcejeo previo. Estas cuestiones pueden condicionar incluso el grado de la acusación al detenido y la pena a imponer.