La noticia de la muerte de al menos 717 personas ayer jueves por la mañana en Mina, un emplazamiento desértico situado a unos cinco kilómetros al este de la ciudad saudí de La Meca, ha sido recibida con mucha preocupación entre la comunidad islámica grancanaria.

El motivo de esta inquietud se ha debido a que cuatro personas de la Isla están realizando la peregrinación. Se trata de tres grancanarios que han abrazado la fe musulmana, y Mohammed Abderrahmán, un mauritano de 48 años, imam de la mezquita Al Wahid Al Ahad situada en la barriada de Yeoward, de Vecindario, en el municipio de Santa Lucía de Tirajana.

De inmediato los grancanarios P. Ruano y A. López han llamado a sus familias informándolas de que todos se encuentran sanos y salvos y de que afortunadamente no presenciaron el luctuoso suceso.

Los grancanarios que están realizando la peregrinación han informado por teléfono a sus esposas que han podido cumplir con todas sus fases a pesar de las altas temperaturas que hay en Arabia Saudí.

Otros canarios que han realizado la peregrinación en años anteriores han informado a LA PROVINCIA DE que no han tenido ese problema, porque se celebra el mes de Dhul-hiyya cuyo nombre significa poseedor del peregrinaje, y teniendo en cuenta que el calendario musulmán es lunar, este mes, que es el duodécimo, no siempre cae a finales del verano como ha sucedido este año.

Teniendo en cuenta que en torno a tres millones de musulmanes están realizando la peregrinación, no es tan raro que haya habido una estampida. Este hecho ha sucedido en uno de los lugares más inseguros por las numerosas aglomeraciones que se producen todos los años, Yamarat, donde los fieles apedrean simbólicamente al diablo. El origen de este lanzamiento de piedras se remonta a cuando, según la tradición musulmana, al profeta Abraham se le apareció tres veces el diablo en ese lugar para tentarlo.

La respuesta del patriarca bíblico fue lapidar tres veces al diablo. Desde comienzos del islam, los musulmanes en la peregrinación recogen las piedras en el campo de muzdálifa lo noche anterior y las lanzaban a tres pilares que simbolizaban las sucesivas apariciones diabólicas, pero desde el 2004 estos pilares fueron substituidos por un muro de veintiséis metros para mejorar la seguridad del lugar.

Este emplazamiento está organizado como una estructura con cuatro niveles para evitar los accidentes, pero a veces es inevitable que se produzca una aglomeración que haga que varias personas caigan al suelo y resulten aplastadas por la multitud, que no puede pararse o retroceder porque no tiene donde hacerlo y se ve obligada a desplazarse hacia adelante por la presión de las personas que están detrás y que les empujan para acercarse al muro. Hay que recordar que los musulmanes están obligados a realizar la peregrinación al menos una vez en la vida, si tienen posibilidades económicas, por lo que muchas personas la realizan cuando son ancianos, ya que no quieren morir sin cumplir este rito que pospusieron durante sus vidas por muchos motivos.

Afortunadamente no ocurren tragedias mortales en La Meca todos los años, la última destacada fue en 2006, cuando 364 peregrinos murieron también en Yamarat, lo que demuestra que este es uno de los lugares más peligrosos de todos los que tienen que visitar los fieles para cumplir la peregrinación.