Cinco largos meses han tenido que pasar para que el Grupo I del Cuerpo Nacional de Policía de Playa de las Américas, en Tenerife, diese el okey y reventase la operación Tagglio (corte en italiano), que permitió la desarticulación de una peligrosa organización mafiosa constituida por ciudadanos uruguayos, canadienses y españoles asentados en Tenerife y que se movían por toda la Península. El operativo es digno de una película del género negro.

Gritos de júbilo se escucharon a través de los pinganillos y de la intervención telefónica en la comisaría sureña, cuando el 19 de septiembre agentes de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) de Murcia frustraban el asalto a la joyería Olivares de la capital murciana, y pillaban a cuatro de los asaltantes en el momento en el que se disponían a practicar un butrón. Segundos después se encontraban en el suelo y esposados, listos para ser enviados a las celdas de la comisaría.

Pero ¿qué trabajo hay detrás para que finalmente se viese culminado por el éxito? Habría que remontarse a abril de este año cuando varios delincuentes utilizando un soplete con varias botellas de oxígeno reventasen una ventana de la joyería Diamond, en la calle Juan XXIII de la localidad tinerfeña de Los Cristianos y se apoderaron de 300.000 euros en joyas y relojes de alta gama.

Tras las pesquisas oportunas y a través de confidentes pronto encontraron una pista sólida para llegar a identificar a los componentes de la banda. Esa actuación y las zapatillas deportivas que llevaba uno de ellos puestas acabó, cinco meses después, con esto peligrosos delincuentes que operaban por toda la Península.

Los agentes, tras revisar las cámaras de seguridad del establecimiento desde varios días antes, se percataron de que uno de los atracadores visitó la joyería y miró diversos muestrarios. Al final, no compró nada. Ese día llevaba zapatillas de una conocida marca.

Los investigadores visitaron las gasolineras y tras visionar las cámaras de seguridad saltó la sorpresa. En una de ellas aparecía la misma persona que fue vista en la joyería, llevaba esas zapatillas y efectuaba una recarga de un móvil. No es mucho pero es el comienzo. No lo saben todavía, pero están ante el jefe del grupo, conocido como el Gordo. Los agentes están convencidos de que son del Este de Europa. Pero, la sorpresa saltó cuando se les escuchó hablar en un perfecto castellano tras el preceptivo pinchazo telefónico. El Sintel (Sistema Integrado de Intercepción Telefónica) rastrea y ubica las diversas llamadas que el Gordo efectúa.

Cocaína

Pronto tienen localizado a dos de los cómplices que viven en Murcia. Con estos escasos datos alertan a sus compañeros. Los policías de Tenerife empiezan a atar cabos y creen que estos sujetos podrían ser los mismos que intentaron asaltar a principios de 2014 las oficinas de la discoteca Papagayo. En esta ocasión, los autores no consiguieron sustraer nada, por su grandes medidas de seguridad. El hecho de que hubiesen cortado la puerta de acceso con un soplete de gran potencia hace que los investigadores se dediquen a averiguar qué empresas de la Isla son capaces de facilitar este tipo de materiales. Aquí llega la segunda pista. Un empleado facilita los datos de la persona que adquirió botellas de oxígeno y unas gafas especiales y guantes para evitar las quemaduras.

Las pesquisas son lentas, pero van dando sus frutos. Mientras, Sintel sigue haciendo su trabajo. En una de las conversaciones se tiene conocimiento de que intentan reventar el supermercado Hiperdino de El Médano, y la Policía prepara un operativo. Finalmente, los delincuentes descartan esta acción.

Los recorridos del grupo por la geografía peninsular son de lo más variopinto. Un día están en Valladolid y al siguiente llegan a Valencia para tomar un avión y trasladarse hasta Ibiza. Otros de los lugares donde acuden son Alicante, Elche, Granada o Málaga.

La banda cuenta con informadores que facilitan los objetivos y, en Tenerife, saben de que un profesional de la medicina, dado de baja en su colegio profesional, es uno de ellos. Saben que está enganchado y que ha entregado a uno de los facilitadores de la banda que vive en El Médano, su vehículo de alta gama a cambio de droga. Además, realiza un cambio de dentadura a la mujer de El Gordo a cambio de cocaína.

Oro fundido

Esto obliga a que los agentes se desdoblen. Hay que tratar de detener al camello, que saben que mueve gran cantidad de droga y de elevada pureza.

Finalmente, se conoce su domicilio en El Médano. Cuando acuden a registrar su domicilio, muestra una actitud chulesca y está convencido de que los policías no van a lograr dar con el paradero de la droga. Tras 20 minutos de exhaustivo registro se localiza en el doble fondo de un bolso un kilo y medio de cocaína de gran pureza.

El círculo se va cerrando y los agentes de Tenerife asestan el golpe definitivo tras la actuación de Udyco de Murcia. Para ello han de hacer gran cantidad de gestiones a través de Interpol en Uruguay, Argentina, Paraguay, Chile e Italia, entre otros países.

En esta primera fase fueron detenidas ocho personas, de las cuales tres fueron enviadas a prisión, dos en Tenerife y la otra en Murcia.

El último implicado fue detenido el miércoles a su llegada a España, procedente de Uruguay. El resto quedó en libertad con cargos.

En cuanto a las joyas, un miembro de la organización se trasladó hasta Barcelona y se puso en contacto con un perista que fundió el oro.

Entre los efectos intervenidos por la Policía Nacional figuran varias sombrillas que empleaban para cegar los infrarrojos y un gato hidráulico de una tonelada de presión, capaz de reventar un suelo, una pared o un techo.

Las pesquisas continúan por parte de Udyco, ya que no se descarta que estos delincuentes contasen con una infraestructura en Uruguay, por lo que ha puestos los hechos en conocimiento de la policía de aquel país sudamericano.