Hacía más de dos décadas que Francia no vivía un temporal así de violento y trágico. Al menos diecisiete personas perdieron la vida ayer por la noche en una intensa tormenta, que golpeó con furia la Costa Azul del país.

Las alcantarillas no fueron capaces de tragar tanta agua y eso provocó inundaciones monumentales en una decena de ciudades. El balance de víctimas podría empeorar en las próximas horas, ya que al menos hay cuatro personas desaparecidas. Las autoridades francesas tienen pocas esperanzas de encontrarlas vivas, puesto que su pista se pierde en pasos subterráneos a los que por ahora es prácticamente imposible acceder. El presidente François Hollande, que visitó la zona siniestrada, achacó a la intensidad de las lluvias y a lo inesperado del fenómeno el fatídico desenlace.

Aunque los servicios meteorológicos habían lanzado el nivel naranja de vigilancia, Hollande detalló que nadie podía esperar que la zona situada entre Niza y Cannes fuese a recibir casi 200 litros por metro cuadrado en algo menos de tres horas. De hecho, nunca se registró tanta agua como ayer. Según las autoridades, se trató de un fenómeno "repentino", que se vio amplificado porque la zona afectada concentra elevados niveles de urbanización, lo que hizo que el agua convirtiera las calles y las carreteras en torrentes que arrastraron a su paso todo cuanto encontraron. Los coches y el mobiliario urbano se amontonaron en las calles y se registraron multitud de caídas de árboles, entre otros incidentes que pusieron patas arriba la Costa Azul francesa.

Ahogados en los garajes

La peor parte se la llevó la ciudad de Mandalieu-la-Napoule, situada junto a Cannes, donde el número de fallecidos se eleva a siete. Se trata en la mayoría de los casos de vecinos que acudieron a sus garajes para sacar los coches y se vieron sorprendidos por la tromba de agua que les sumergió de forma mortal. Por su parte, en Cannes se registraron dos muertes, la de una sexagenaria arrastrada por la corriente cuando paseaba por la calle y la de otra persona cuyo cuerpo fue encontrado en un garaje. Al norte de esa ciudad, en el municipio de Vallauris, tres miembros de una misma familia fallecieron cuando, pese a las advertencias de otros vecinos, trataron de pasar con su coche bajo un túnel y quedaron bloqueados en el interior. Algo más al este, en la localidad de Biot, las lluvias provocaron la crecida del río Brague, que se desbordó y las aguas llegaron hasta una residencia de la tercera edad, donde tres ancianos que se encontraban en la planta baja perdieron la vida. La última víctima mortal hasta el momento se encontró en un camping de Antibes.

El Gobierno francés ha decretado el estado de catástrofe natural y ha anunciado que las indemnizaciones a los afectados se pagarán en un plazo de tres meses. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, envió ayer un telegrama al presidente de la República Francesa, François Hollande, y al primer ministro, Manuel Valls, en el que les ofrece "toda la colaboración que necesiten para hacer frente a las consecuencias" de las inundaciones. "Sobrecogido por las noticias quiero transmitirles la solidaridad del pueblo español y de mi Gobierno con los afectados", señala el jefe del Ejecutivo en la misiva.