Los teléfonos móviles de los padres de la niña Asunta Basterra, asesinada hace ya más de dos años en La Coruña, fueron vaciados en los días en que se cometió el crimen. Los mensajes de Whatsapp que Rosario Porto y Alfonso Basterra enviaron los días 20 y 21 de septiembre de 2014 a través de sus terminales fueron eliminados y no han podido ser recuperados por la Guardia Civil, tal y como ayer se puso de manifiesto en el juicio celebrado por la muerte de la niña, cuyo cuerpo apareció en una pista forestal de Teo.

Así lo reveló el agente que se encargó, durante "meses", del estudio del material volcado de los teléfonos y ordenadores de los acusados, los padres de Asunta. Este guardia civil también dio a conocer que fueron eliminados los listados de las llamadas salientes y entrantes del móvil de Porto hasta las 22.00 hora canaria de la jornada de la muerte de la menor. La Guardia Civil sí logró recuperar mensajes borrados en el teléfono de la menor. Lo que sí ha podido encontrar la policías es que el mismo día de la muerte de Asunta, Rosario Porto hizo en Google una búsqueda relativa al escritor Antonio Muñoz Molina. Fue el 21 de septiembre, a las 20.27 horas. Muñoz Molina es autor de la novela Plenilunio, donde un inspector de policía ha de enfrentarse a un asesino psicópata que comete sus crímenes de niñas y adolescentes en las noches de luna llena.

El fiscal del caso, Jorge Fernández de Aránguiz, interrogó al agente que investigó los móviles de los acusados y le preguntó sobre otros whatsapps, correspondientes algunos a grupos en los que estaba la niña con compañeras de clase.

Justo después, Aránguiz hizo referencia a los selfies -autofotos- que Porto y Basterra se hicieron en el tanatorio donde estaba el cuerpo de su hija, y que no están incluidos en el sumario de la causa. "La finalidad es que los jurados se formen su propia opinión respecto de esta manera de actuar", explicó el representante de la fiscalía.

De otro lado, la madrina de Asunta también declaró ayer en el juicio. María Isabel Véliz aseguró que la pequeña "era una niña feliz" y que en ningún caso, le expresó el temor de que sus padres le pudiesen hacer algún tipo de daño. La madrina de la víctima insistió en que la relación de Asunta con sus padre era muy "buena", hasta donde ella sabía. En este sentido, relató que los progenitores de Asunta potenciaban las altas capacidades de la niña y que incluso tenían "ideas" para que estudiase en el extranjero en próximos cursos.