Ramiro Cerón, un hombre cuyo perfil genético coincide con el de la mancha de semen hallada en la camiseta que vestía Asunta cuando fue hallada muerta, y que llegó a estar imputado por este crimen, ha subrayado que "nunca" conoció ni vio a esta "niña, ni a los padres... ni a nadie de su entorno".

En la octava sesión del juicio por esta muerte violenta, este testigo, bautizado como "el hombre del semen", declaró por videoconferencia desde Madrid. En su comparecencia insistió en que lo único que conoce sobre el caso es todo lo visto "en las noticias" y apuntó que en 2013 no estuvo en Galicia.

En el laboratorio de la Guardia Civil de Madrid donde se analizó la camiseta de Asunta Basterra había un preservativo con el semen de este testigo, vestigio relacionado con una denuncia por presunta agresión sexual, por lo que siempre se atribuyó la ligazón con el caso Asunta a un error por contaminación de la prueba.

Cerón aseguró que el día del crimen estuvo en Madrid, donde reside, recogiendo su traje de novio, y cenando en un restaurante con su pareja, su hermana y algunos amigos.

Para los abogados de Rosario Porto y Alfonso Basterra, los padres de la menor y únicos imputados en el caso, el testimonio de Cerón tiene numerosas contradicciones en relación con el que efectuó en diciembre de 2013.

El testigo argumentó que no recordaba con exactitud lo que hizo aquella tarde, puesto que fue preguntado por los hechos meses después y tuvo que "hacer memoria", junto a su familia -que corroboró sus declaraciones- para precisar los datos.

Sobre una llamada recibida en su teléfono móvil por parte de su pareja cuando supuestamente estaban juntos, el testigo explicó que era habitual que su novia le diese "toques" puesto que su dispositivo móvil "funcionaba mal" y querían comprobar si "tenía señal o daba apagado".

El presidente del tribunal, el magistrado Jorge Cid, llegó a llamar la atención a los abogados de la defensa y exigirles que no sometieran al testigo, tratándolo "como si fuese un acusado más", porque la Audiencia Provincial de A Coruña confirmó en su día la desimputación del mismo.

En la sesión de ayer comenzaron a declarar testigos de las defensas, como una niña "muy amiga" de Asunta, de 14 años, que relató que en julio de 2013 recibió un wasap enviado por la menor y en el que le decía "me han intentado matar", pero pensó que "no era en serio" al ser Asunta muy bromista. También señaló que "nunca" más le volvió a hablar del tema. Porto no pudo contener las lágrimas al escucharla. La amiga de la pequeña relató, igual que muchos de los otros testigos, que la víctima era "muy feliz y bromista" y que se llevaba "bien" con su madre.

El penalista José Luis Gutiérrez Aranguren, que se ocupa de la defensa de Rosario Porto, consideró ayer que las pruebas testificales están desmontando la teoría de que Asunta estorbaba a sus padres.

"Toda esta historia de que la niña sobraba, está cayendo de forma contundente", señaló a la prensa, y ha recordado que varios testigos han coincidido en que la víctima era una niña feliz y muy querida por sus padres. A su salida de los juzgados criticó la "vehemencia" empleada por algunos testigos que mostraron un "odio patente", además de un "notorio afán" de perjudicar a su cliente.