Rosario Porto, acusada del asesinato de su hija Asunta junto a su exmarido Alfonso Basterra, relató a expertos del Instituto de Medicina Legal de Galicia que el que era su pareja tuvo episodios violentos con ella, pero nunca con la menor que adoptaron juntos, según relató en la sesión de ayer del juicio, dedicada a las pruebas periciales.

Esos episodios, mencionó Porto, se repetían "3 ó 4" veces al año, aunque nunca se producían con la pequeña. El "trastorno depresivo recurrente" que sufre esta mujer, que no afecta a su imputabilidad, centró buena parte de la sesión de ayer, dedicada, de nuevo, a las pruebas periciales. Estos especialistas, que entre diciembre del 2013 y febrero del 2014 mantuvieron cuatro entrevistas personales con Porto, concluyeron que la sintomatología en la acusada "no era tan intensa" como para interferir en su compresión de un acto -si es bueno o malo- o en su voluntad para hacerlo.

Estos peritos se refirieron en la sala a la relación entre ambos acusados, en base a lo que ella les relató en diferentes entrevistas, y detallaron en que primero les dijo Rosario Porto que Alfonso Basterra era una persona "correcta, encantadora y educada", pero en una segunda vez se refirió a él como un ser apático, raro, imprevisible "y excesivamente puritano".

Para Rosario, Alfonso era, a modo de resumen, y teniendo en cuenta sus distintas consideraciones, "un muy buen amigo y un mal marido". Según lo que les comentó en esas reuniones, Rosario, a medida que la relación entre la pareja se iba deteriorando -finalmente se divorciaron-, percibió que la comunicación materno-filial mejoraba, y que "estaba preocupada por ser una buena madre".

Por otro lado, los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil que se encargaron de analizar, a través de las posiciones de sus móviles, la ubicación de los padres de Asunta, no arrojaron luz sobre la causa que se juzga en Santiago de Compostela. Estos expertos explicaron que desde el teléfono de Porto se pueden identificar hasta tres conexiones durante la tarde del 21 de septiembre de 2013, cuando se produjo el asesinato.

Los repetidores de la capital gallega y de los alrededores captaron el teléfono de Rosario a las 13.:29 hora canaria en las inmediaciones de su céntrico piso compostelano, a las 18:29 se la sitúa en Teo (A Coruña) y a las 20:52 de esa luctuosa jornada, ya de nuevo en el casco nuevo de la capital gallega.

El teléfono de Basterra no tiene conexión alguna entre las 11:01 y las 19:43 horas, los únicos momentos en los que es captado, la única actividad, por tanto, de su celular hasta que trasciende la desaparición de la menor, y en ambos casos en Compostela.

Durante la jornada de hoy continuarán las periciales con declaraciones de trabajadores del Instituto Nacional de Toxicología y de Identificación del servicio de Criminalística de la Guardia Civil.