Un hombre de 29 años murió en Schöppingen, en Alemania, por las heridas sufridas tras hacer estallar un dispensador de preservativos, presuntamente para robar su recaudación. Tres hombres colocaron material explosivo junto a la máquina para estallarla a distancia. Dos de ellos se protegieron dentro de un automóvil, mientras que el tercero no alcanzó para cerrar tras sí la puerta del vehículo y recibió el impacto de un fragmento metálico de la máquina en la cabeza.