Norwegian no ha empezado con bien pie en su reto de unir Gran Canaria con Madrid. La aerolínea escandinava puso ayer un vuelo especial para los pasajeros que dejó en tierra el sábado al detectar un fallo en el sistema eléctrico, pero la mayoría de los afectados optaron por renunciar a sus vacaciones navideñas o compraron billetes en otras compañías para regresar a la Isla, bien porque no podían faltar al trabajo o porque se sintieron "desesperados" ante la falta de información y el temor de no volver a tiempo para disfrutar del resto de las fiestas. En ese nuevo avión, que finalmente salió de Barajas pasadas las 20.30 horas, sólo embarcaron 34 de los 180 perjudicados por la cancelación del sábado por la tarde, entre ellos familias con niños pequeños, turistas y residentes en la capital grancanaria.

"Nosotros esperamos porque sabíamos que estaban obligados a reubicarnos, pero hay familias enteras que se han comprado otros billetes por la falta de información y la confusión generada", asegura Maite, una vecina de la capital que voló con su marido y sus tres hijos para pasar el fin de año en León. El problema estuvo a la vuelta. Salieron de casa de los suegros a las 11.00 horas para coger el Boeing 737-800, que debía despegar a las 16.25 horas. Embarcaron y cogieron velocidad en dirección a la pista de despegue, pero los pilotos abortaron la operación al surgir la avería en el sistema de alimentación de la aeronave. Estuvieron dos horas dentro, hasta que la compañía los dejó en la terminal y les entregó un vale de comida. El plan era solucionar la anomalía y partir sobre las 20.00 horas, pero a última hora recibieron un mensaje en inglés que echaba al traste esos planes: el problema no se había arreglado y, por tanto, no podían regresa a Gran Canaria ese sábado.

Y hasta ahí la cosa no iba tan mal. La empresa, aparte de la comida y el transporte, puso un hotel para que los afectados pasasen la noche en Madrid. Pero la información enviada estaba en inglés y tampoco resolvía ni aclaraba nada: la compañía pedía comprensión y avisaba de que la reubicación tardaría por las fechas navideñas.

Eso, unido a la falta de personal, de interlocutores en español y de una explicación de la empresa, originó que la mayoría de los afectados renunciaran a sus vacaciones o comprases otros billetes para regresar el domingo, puesto que el día avanzaba y Norwegian seguía sin dar una solución al conjunto del pasaje. Algunos llamaron a los números habilitados y les respondían en noruego; otros, con más fortuna, fueron informados en inglés de que podían pedir el reembolso del dinero y viajar en otra aerolínea o, en el mejor de los casos, esperar hasta el 5 de enero, ya que los vuelos del domingo y de hoy lunes iban prácticamente llenos.

Esa "incertidumbre" motivó que pasajeros como Lidia y su esposo se gastaran 500 euros en Iberia para volver a Gran Canaria a media tarde de ayer. "Son unos irresponsables, sólo se han hecho cargo del hotel", asegura el matrimonio, que se desplazó a Madrid para pasar el fin de año con su nieta.

Y es que Norwegian no dio información del nuevo vuelo hasta las 15.56 horas, ese que finalmente salió el domingo sobre las 20.30 horas. La comunicación, que también fue por mensaje y en inglés, llegó cuando perjudicados como Lidia ya habían decidido volar con Iberia. Otros, al encontrarse en la misma tesitura, lograron plazas en Air Europa a precios similares, también por 500 euros toda la familia. De ahí las críticas por la gestión de la cancelación.

Otros, como Jesús, enfermero de profesión, optaron por esperar y embarcaron el domingo por la noche. "Hemos estado 24 horas sin información, desde el sábado hasta ayer a las tres de la tarde. Esto ha sido un despropósito", añade indignado, un enfado que comparte el resto de compañeros por la "falta de respeto" en el trato recibido. Entre coches, aviones y hoteles han perdido casi dos días de vacaciones que achacan a la improvisación de Norwegian. También tuvo que suspender otra conexión entre Gran Canaria y Reino Unido con más de 200 pasajeros.