El policía nacional jubilado Pedro Mielgo Silván, que propició la detención de dos de las acusadas del asesinato de Isabel Carrasco, desmontó las versiones ofrecidas en sesiones anteriores por Montserrat González y su hija Triana Martínez. Según ellas, la madre había arrojado el bolso en el que llevaba el arma del crimen en un garaje, y la hija lo había recogido, dando a entender que ella no había tenido que ver en el crimen. Sin embargo, el agente jubilado indicó que la madre no soltó en ningún momento el bolso y que tuvo que dárselo a su hija durante el trayecto hasta el lugar de la detención de ambas.

Mielgo, de 68 años, paseaba con su mujer el 12 de mayo de 2014 por el paseo urbano del río Bernesga y presenció cómo Montserrat disparaba contra Carrasco, a la que su esposa reconoció tras cruzarse con ella.

En la tercera sesión del juicio por el crimen, Mielgo explicó que poco después de las cinco de la tarde de ese día se encontraba cruzando la pasarela sobre el río y vieron a una mujer rubia "vestida como de fiesta", y su esposa le comentó que debía de ser alguien importante porque la había visto en televisión.

Detrás de ella iba otra mujer a unos dos metros vestida con una parka de color caqui, un gorro negro y gafas de sol, que su mujer pensó que era la escolta de la primera. Después de dar "unos quince pasos" tras cruzarse con ambas mujeres, escucharon un ruido "como un petardo" y al darse la vuelta vieron cómo la mujer rubia caía al suelo "de forma rígida".

"A continuación vimos cómo la mujer que iba detrás daba dos pasos, se agachaba y disparaba tres veces en la cabeza a la que estaba en el suelo", rememoró Mielgo. A continuación, la asesina se dio la vuelta, se tapó la cara con un pañuelo y se dirigió hacia ellos tras guardar la pistola en un bolso y mantuvo la mano dentro empuñando el arma.

Al llegar a su altura, les miró un instante, momento en el que llegó a temer que les disparara, aunque continuó la huida en dirección hacia el paseo de la Condesa de Sagasta. "Cuando se había alejado unos metros decidí seguirla, mientras mi mujer se encargaba de llamar al 112", dijo.

Aunque en un momento determinado la perdió, se encontró con ella de frente en la avenida de la Gran Vía de San Marcos y la mujer, que ahora vestía una cazadora beige, se había quitado la gorra y las gafas y llevaba la parka caqui y el gorro en la mano, se mostró "sorprendida". En ese momento pasó por el lugar un coche de la Policía Local al que Mielgo le hizo indicaciones para que parara, y volvió a perder a la mujer, si bien un hombre en la terraza le indicó con el dedo un coche, y al mirar en su interior comprobó que la mujer estaba intentando esconder algo debajo del asiento.