El primer gran temporal de nieve que este año ha azotado la costa este de Estados Unidos, ha paralizado ciudades como Washington, Baltimore o Nueva York, que ayer reanudaron lentamente la actividad diaria.

En rueda de prensa, el gobernador del estado de Nueva York, Andrew Cuomo, dijo que 19 personas han muerto a causa de la tormenta en la costa este. Cuomo dijo que cinco de los fallecidos se produjeron en el estado de Nueva York, y de ellos tres en la ciudad, y precisó que la causa de las muertes se debió sobre todo a ataques al corazón por el ejercicio extra realizado para quitar la nieve.

Las imágenes de los neoyorquinos disfrutando de la nieve en un día soleado reemplazaron a las de gente protegiéndose el sábado de la segunda nevada más intensa que haya conocido Nueva York desde que se tienen registros.

Los automóviles comenzaron a circular a primera hora de ayer, después de las medidas restrictivas que estuvieron vigentes desde el sábado por la tarde, y a pesar del frío, los neoyorquinos salieron a calles y parques para superar el letargo de las últimas horas. Fue una tormenta en la que, según la estación de observación de Central Park, cayeron 68,07 centímetros de nieve, sólo superada por los 68,33 centímetros que hubo en febrero de 2006, la nevada más fuerte en Nueva York desde que comenzaron los registros, hace ya siglo y medio.

Las máquinas quitanieves seguían trabajando por toda la ciudad y los alrededores, compartiendo las labores con los vecinos, para limpiar las calles y la carreteras y preparar a la ciudad para que este lunes recupere su ritmo normal.

Por su parte, el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, dijo que tormenta, que llegó a la ciudad desde el suroeste tras castigar con fuerza a Washington, comenzó a impactar allí poco antes de la medianoche del sábado, y 24 horas después había dejado de caer nieve.

Con una temperatura de -3 grados centígrados y una sensación térmica de -4 grados en el centro de Manhattan, los neoyorquinos realizaban ayer las compras que no pudieron hacer el sábado y en los parques eran numerosos los niños que disfrutaban de la nieve.

Las autoridades, sin embargo, hicieron llamamientos renovados para que se eviten utilizar los vehículos particulares, porque eso limita los trabajos de las máquinas quitanieves, aparte de los peligros que representa el tráfico por el hielo de las vías.

"Deje su coche donde está", insistió De Blasio, quien señaló que "todavía hay riesgos, y si no es urgente, no utilice el vehículo".

La nevada que recibió Nueva York fue mayor de lo que habían previsto las autoridades teniendo en cuenta los pronósticos meteorológicos, ya que se esperaba cerca de la mitad de la nieve que finalmente cayó.

Se trató de la primera tormenta fuerte de la temporada, pero, según Cuomo, el hecho de que se prohibiera la circulación de vehículos privados permitió acelerar las labores de los equipos quitanieves, a pesar de los trastornos que generó.

"Entiendo que los neoyorquinos no están acostumbrados a vivir con restricciones", dijo el gobernador del estado.

Las tareas de limpieza intensivas permitirán que hoy lunes se puedan reanudar las clases en Nueva York, no así en otras ciudades castigadas por la tormenta, como Washington DC, Baltimore y Jersey City, que han aplazado la reapertura.

Todavía quedan labores pendientes en el sistema de transporte público, especialmente en los trenes que enlazan Nueva York con las áreas conurbanas, y también en los aeropuertos que sirven a la ciudad.

En el aeropuerto JFK, el mayor de la ciudad, cayeron 76 centímetros de nieve, lo que obligó a suspender 871 vuelos, y hoy estaban previstas 604 cancelaciones, según los datos difundidos hasta este mediodía.

Washington DC, mientras tanto, con 43 centímetros de nieve registrados en el aeropuerto Ronald Reagan, vivió por su parte una nevada que está entre las cinco peores de su historia, aunque sin llegar al récord de 71 centímetros, alcanzado en 1922.

"Hemos sobrevivido", dijo Cuomo al resumir la situación vivida las últimas horas.