Al menos 39 personas murieron ayer ahogadas al naufragar un barco con refugiados de diversas nacionalidades entre las costas occidentales de Turquía y la isla griega de Lesbos. Los guardacostas turcos lograron rescatar a 75 personas, mientras continúa la búsqueda con la ayuda de helicópteros y un equipo de buzos se prepara para alcanzar el barco hundido.

Los refugiados pudieron alertar a las patrullas turcas cuando el barco zozobraba. El buque había salido de las playas del municipio de Ayvacik, en la provincia de Çanakkale, separada de la isla de Lesbos por un brazo de mar de apenas diez kilómetros.

La mayoría de los pasajeros del barco eran refugiados de Siria, Afganistán y Birmania, informa la cadena NTV.

La policía turca detuvo a un ciudadano turco bajo la sospecha de haber organizado el viaje, pero que se declaró inocente, afirmando que él también viajaba en el barco.

Los supervivientes han sido trasladados a un hospital cercano para un chequeo médico.

Las autoridades turcas informaron esta semana de que en el país hay censados 2,5 millones de sirios que han huido de la guerra civil que azota el país árabe desde 2011.

Según la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), en enero llegaron a Europa 54.500 refugiados a través del Mediterráneo, de los cuales 50.600 lo hicieron por las costas de Grecia, y 236 personas murieron ahogadas en la travesía.

Mientras, el padre Ángel, presidente de la ONG Mensajeros de la Paz, afirm ó que la situación que se vive en Lesbos, donde continúa la llegada diaria de refugiados, es una "vergüenza".

El padre Ángel visita este fin de semana la Isla, donde esta organización tiene un dispositivo junto a la ONG Remar para atender a los refugiados. "Como dijo ya el Papa Francisco hace más de un año", el Mediterráneo "se ha convertido en el mayor cementerio de Europa". "Hemos visto ya la crudeza de la vida de esta gente que lo único que quiere es vivir", agregó.