El Tribunal Supremo de Florida (Estados Unidos) anuló ayer jueves la condena a la pena capital dictada en 2000 contra el español Pablo Ibar, que lleva casi 22 años preso, 15 de ellos en el corredor de la muerte en una cárcel de este estado. El dictamen emitido por la máxima instancia judicial de Florida implica la celebración de un nuevo juicio contra Ibar, condenado por los asesinatos de tres personas, el dueño de un local nocturno y dos modelos, cometidos en 1994.

Con cuatro votos a favor y tres en contra, el Tribunal Supremo de Florida se pronunció en contra de la condena por asesinato en primer grado y sentencia de muerte, "ante la ausencia de pruebas físicas que conecten a Ibar con el triple asesinato", señaló el Supremo en el documento de 27 páginas que fue divulgado ayer.

Uno de los argumentos de peso examinados por el Tribunal Supremo de Florida para la anulación de la condena es que el "ADN de Ibar no fue encontrado en la camiseta recuperada" en el lugar del triple crimen y que el asesino usó para "cubrirse parcialmente el rostro".

La conclusión de los siete jueces que integran el Supremo de Florida, escrita en una de las últimas páginas del documento, es que "por las razones expresadas con anterioridad, revocamos la negativa del tribunal de primera instancia de desagravio tras la condena (postconviction relief)".

La defensa de Ibar, de 45 años, quien siempre mantuvo su inocencia, resaltó en su apelación ante el Supremo de Florida la poca fiabilidad de la prueba determinante, un vídeo "sin sonido, borroso, granulado", grabado por las cámaras de seguridad de la casa del dueño del club y el testimonio, en ese sentido, de un experto facial que lo tacha de nada fiable.

Al final de la grabación se observa cómo uno de ellos se descubre la cara y, pese a la mala calidad de la imagen, la Fiscalía manifestó en el juicio que esa persona era Ibar.

Asimismo, en la vista celebrada en abril de 2014, Benjamin Waxman, letrado de Ibar, insistió ante los siete magistrados en que Ibar tuvo un "juicio inefectivo" con la "desastrosa" defensa del abogado de oficio, Kayo Morgan, durante el juicio en que fue condenado a muerte.