El músico Miguel Roa, que fue director musical del teatro de la Zarzuela durante más de 25 años y uno de los grandes embajadores de este género lírico, falleció ayer en Illescas, en la provincia de Toledo, a los 72 años de edad.

Sus restos serán trasladados al tanatorio de dicha localidad, donde posteriormente serán incinerados, informó ayer en una nota la dirección de los Teatros del Canal, que en 2014, con motivo de su 70 cumpleaños y el 50 aniversario de su debut como director de orquesta, le rindió homenaje.

Reconocido como uno de los maestros más comprometidos con la música española, Roa actuó con Plácido Domingo en Chicago, Múnich, Barbican Center (Covent Garden), Washington, Madrid, Sevilla, Los Ángeles, Pasadena, Bogotá, Buenos Aires y Basilea. Este afán divulgador también le llevó, en octubre de 2001, a recorrer México y Estados Unidos con la Orquesta de la Comunidad de Madrid con una extensa gira que culminó con un memorable concierto celebrado en el Carnegie Hall de Nueva York.

Nacido en Madrid el 7 de abril de 1944, debutó dos décadas después en el teatro Eslava tras cursar estudios en Madrid, Roma, Bélgica e Illinois. Fue director titular de la Orquesta Juventudes Musicales de Madrid y de la Orquesta Santa Cecilia de Pamplona hasta que en 1971 entró a formar parte de la Lyric Opera de Chicago y después del Teatro Massimo Bellini de Catania.

En 1974 comenzó a dirigir el repertorio operístico del Coro Nacional de España, al mismo tiempo que impartía clases en la Escuela Superior de Canto de Madrid y, cuatro años después debutó como director de orquesta en el Teatro Lírico Nacional de La Zarzuela, en el cual asumió la dirección musical en 1985.

Al frente de esta compañía recorrió escenarios de todo el mundo con títulos como La Chulapona, Don Gil de Alcalá, La Verbena de la Paloma, La Revoltosa, La del manojo de rosas, Luisa Fernanda, El gato montés y Doña Francisquita.

Recientemente destacó su trabajo de adaptación orquestal de Carmen al ballet en colaboración con Aída Gómez, así como la edición discográfica de El hijo fingido de Joaquín Rodrigo y las interpretaciones de La Revoltosa y La Gran Vía, encabezadas por Plácido Domingo.

Además, dirigió las primeras producciones de la Compañía Nacional de Danza y participó en los principales festivales y temporadas de ópera nacionales, extendiendo sus actividades a la Ópera Cómica y Ópera de la Bastilla de París, Teatro Verdi de Salerno, Ópera de Roma, Covent Garden de Londres, óperas de Los Ángeles y Washington y teatro Colón de Buenos Aires.