El sector pesquero de Lanzarote se teñía ayer de luto, tras el fallecimiento de uno de los buzos que operan en las granjas marinas de la Piscifactoría del Atlántico, situadas en la costa de Playa Quemada, en el municipio de Yaiza. Josué Rodríguez Márquez, de 42 años, fallecía prácticamente en el acto después de que fuera golpeado por la hélice de una embarcación de apoyo de la piscifactoría.

Según los primeros datos recogidos por la Guardia Civil, el accidente se podría haber producido en el momento en el que el profesional trataba de cortar un cabo que previamente se había enredado en la hélice. En uno de los intentos por romper la cuerda, el rotor del barco comenzó a funcionar provocándole serios cortes a Josué.

No obstante, será la autopsia la que determine las causas del fallecimiento dado que la víctima entró en parada cardiorrespiratoria tras el impacto de las hélices. Fueron sus propios compañeros los que lo sacaron del agua y lo trasladaron hasta Puerto Calero, donde lo esperaban los servicios sanitarios.

El Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad del Gobierno canario recibía la alerta a las 11.00 horas, cuando el buzo estaba siendo trasladado en una embarcación a Puerto Calero. El 112 movilizó dos ambulancias para atender al accidentado, pero los equipos sanitarios solo pudieron certificar su muerte.

Josué Rodríguez era un buzo profesional que llevaba trabajando en Piscifactorías del Atlántico desde su puesta en marcha en Lanzarote en el año 2004. La empresa pertenece al Grupo Ricardo Fuentes, creado para potenciar nuevas actividades relacionadas con la acuicultura marina y el cultivo de nuevas especies. A día de hoy, Piscifactorías del Atlántico cuenta con dos instalaciones de cultivo de dorada y lubina situadas en Lanzarote y Tenerife. Precisamente, el dueño de la piscifactoría, que se encontraba ayer en Estados Unidos, se puso en contacto con los responsables de la empresa de la Isla para conocer los detalles del siniestro, dado que era uno de sus trabajadores más experimentados y más queridos.

"Era el alma de la empresa", señalaban ayer algunos de sus compañeros que todavía no se podían explicar qué es lo que había podido suceder, sobre todo porque Josué "era un auténtico profesional".

Josué Rodríguez estaba casado y tenía dos hijos de entre 9 y 13 años de edad. Además, era experto en artes marciales con cinturón negro de cuarto dan. Un buceador cuya familia ha estado vinculada al mar dado que su abuelo materno fue patrón de una barco sardinal de Lanzarote. Asimismo, era cuñado del actual presidente de la Organización de Productores de Túnidos de Lanzarote, Andrés Cedrés. La familia se encontraba ayer en estado de shock tras un incomprensible accidente.

Este fallecimiento se une a los ocurridos en agosto de 2014 cuando los buzos Conay Barreto Jiménez, de 26 años, y José Sosa Verona, de 22 años, perdían la vida cuando realizaban una inspección en unos criaderos de peces en unas granjas marinas en el Castillo del Romeral, en Gran Canaria, por un problema con el aire de las bombonas y sus compresores.