El político y diplomático egipcio Butros Gali, fallecido ayer martes en El Cairo a los 93 años, tuvo una dilatada vida política que culminó con su nombramiento al frente de las Naciones Unidas en 1992, y que concluyó convertido en la cara amable del régimen del expresidente egipcio Hosni Mubarak.

Nacido en el seno de una familia copta de políticos el 14 de noviembre de 1922, Gali se formó en Derecho en la Universidad de El Cairo, donde comenzaría su carrera profesional como profesor, antes de dar el salto a la política. Su abuelo fue primer ministro entre 1908 y 1910.

Butros Gali llegó a compaginar con la política sus años de docencia como profesor de Derecho Internacional y de Relaciones Internacionales, entre 1949 y 1977. Así, en 1974 fue designado, primero, representante especial de la Liga Árabe en África, y, posteriormente, miembro del Comité Central y de la Dirección Política de la Unión Socialista Árabe, donde se mantendría hasta 1977.

Ese año, el presidente egipcio, Anuar al Sadat, lo designó secretario de Estado de Asuntos Exteriores, puesto que conservaría con la llegada de Hosni Mubarak en 1981, quien diez años después lo designó viceprimer ministro de Asuntos Exteriores. En este cargo permanecería hasta su elección como secretario general de la ONU, en 1992.

Aunque nunca llegó a convertirse en ministro de Exteriores, cartera que en Egipto jamás dirigió un cristiano, trabajó en estrecha colaboración con Sadat durante las determinantes conversaciones de paz entre Egipto e Israel que culminaron con la firma de los Acuerdos de Camp David de 1978, los primeros entre Tel Aviv y una capital árabe. Este acuerdo histórico, supuso el aislamiento regional del régimen egipcio y su acercamiento definitivo a la órbita estadounidense, tras años de sintonía con la entonces Unión Soviética.

En 1992, asumió la secretaría general del organismo internacional en un momento especialmente delicado, al finalizar la Guerra Fría, y desde su cargo propuso concebir una ONU fuerte y capaz de intervenir para mantener la paz internacional.

El actual secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, resaltó ayer desde Nueva York que Gali estuvo al frente de la ONU "en una época en la que el mundo acudía cada vez más a Naciones Unidas para que resolviera sus problemas, en la etapa inmediatamente posterior a la Guerra Fría". Para el actual secretario general, a Gali le tocó dirigir la ONU "en uno de los períodos más turbulentos y desafiantes", en la historia de la organización.

Precisamente, su independencia de criterio le fraguó la desavenencia de la Administración del entonces presidente estadounidense, Bill Clinton, que vetó su reelección meses antes de que en diciembre de 1996 concluyera su mandato.

Con 74 años y 22 años de carrera política, fue designado presidente de la Organización Internacional de la Francofonía, puesto que ocuparía hasta que Hosni Mubarak le pidió en 2003 que se hiciera cargo de la presidencia del Consejo Nacional de Derechos Humanos egipcio. Al frente de la organización, de carácter sólo consultivo, contribuyó a dar una imagen de falsa apertura democrática, aunque no dudó en denunciar las prácticas abusivas del régimen, como la ley de emergencia, el maltrato de los detenidos, las situación de la mujer o el fraude electoral.