Miguel Ángel Sánchez Palacios falleció en Las Palmas de Gran Canaria el pasado día 23 de febrero a los 61 años de edad. Nació en 1955 en la Vega de San Mateo (Gran Canaria) y vivió en un entorno familiar médico. Es hijo de un facultativo y tres de sus seis hermanos -Manuel, Anselmo y Javier-, también ejercen la misma profesión. Impartió medicina generalista y en la especialidad de alergología.

Los padres de Miguel Ángel y de sus seis hermanos fueron Carmen Palacios Huertas y Manuel Sánchez Hernández, que ejerció durante 16 años como médico titular en San Mateo.

Compartió una juventud en una época singular con los amigos del grupo llamado Tinamar, quienes actualmente lo recuerdan y no lo olvidan. Miguel Ángel estudió en los colegios Jaime Balmes y Corazón de María, ambos de Las Palmas de Gran Canaria, y posteriomente inició los estudios de Medicina en el Colegio de la capital grancanaria y los terminó en la Facultad de Medicina de la Universidad de La Laguna.

Ejerció la carrera como médico generalista en centros de salud , como el de Moya y de Santa María de Guía, y también como alergólogo junto a su padre en consulta privada.

En 1984 falleció el progenitor. Ante esta circunstancia, tomó las riendas de la consulta en la calle Tenerife, haciéndolo con entusiasmo y ganando la confianza de los pacientes.

Miguel Ángel Sánchez Palacios destacaba por su simpatía, carácter amigable y optimismo que transmitió siempre a la familia y a los amigos.

Resistió con valentía durante tres años una enfermedad crónica, cuya convalecencia suele llegar hasta seis meses. Demostró optimismo y ansias de vivir, al tiempo que pudo despedirse de sus amigos y seres queridos.

El día 23 tuvo el exitus sin dolor y con dignidad. Contó con la entrega y el apoyo, especialmente de su esposa Esther Vega Ramírez y de sus hijas Silvia y Virginia Sánchez Vega, como también de los hermanos -Dolores, Emilia, Manuel, Anselmo, Javier y José María Sánchez Palacios- y del resto de la familia y amigos.

Siempre estará presente en la memoria de todos su sonrisa y su alegría. Nos deja un gran profesional de la Medicina, una persona optimista y un auténtico luchador contra la enfermedad.

Nunca te olvidaremos.