Querida amiga, compañera, maestra... Aquí estoy escribiendo unas letras, pues me sale del alma contarlo.

Tú no sabes, Asunción Rivero Alonso, las huellas que dejas en mi vida y en todas las personas que te conocieron.

No hay palabras para agradecerte esa amistad que empezó hace treinta años. ¡Cuantas cosas hemos vivido juntas!. Para todo tenías una sabia contestación . No voy a enumerar todo lo que hiciste, pues necesitaríamos muchos libros.

Dios, nuestro Padre, ya te habrá premiado todo lo grande y bello que has hecho.

Eres conocida por todos, como una persona sabia, que tenía la palabra siempre correcta para cada momento. Pero, Asunción, es que hablabas con el alma y eso es sabiduría pura.

Mi niña, te pido que ruegues por nosotros, por Paquito, tus hijos y nietos, pero no te olvides de tu gran número de amigos y amigas.

El próximo día 21 de marzo nos reuniremos para la celebración eucarística, en tu parroquia de Nuestra Señora de los Dolores, en Schamann, en la capital grancanaria.

Hasta siempre, Asunción.