Desde pequeño, Javier Alejandro Curbelo Caro, conocido por todos como Javi, tenía muy claro a que se quería dedicar. Su futuro iba a estar ligado a la aviación. Y lo logró. "Javi consiguió su sueño, era el trabajo de su vida", comentaba una compañera del Colegio Sagrado Corazón de Tafira Baja, donde estudió el joven auxiliar de vuelo de 29 años que ayer falleció cuando realizaba aquello por lo que luchó. Iba en el vuelo FZ981 de Flydubai, que se estrelló cuando se aproximaba al aeropuerto Rostov.

Sus amigos comentaban este sábado que Javi se había criado en Maspalomas, aunque estudió en el centro escolar de la capital grancanaria. Desde muy joven siempre comentó su deseo de estar subido a un avión para viajar, una de sus grandes pasiones. Una vez acabado los estudios, sus compañeros le perdieron la pista que recuperaron años después gracias a redes sociales como Facebook.

Durante ese tiempo, Javier se preparó para ser sobrecargo de vuelo. En abril de 2005 comenzó su aventura por los cielos. Durante estos once años pudo pisar los cinco continentes entre vuelo y vuelo en las cinco compañías para las que trabajó y las tres bases en las que estuvo destinado. Precisamente, al portal subía con asiduidad fotos suyas en diferentes puntos del globo terráqueo. Amsterdam, Filipinas, Australia, India, Londres, Sri Lanka, Uganda, Bulgaria, Praga o Bali fueron algunos de los destinos que su trabajo le permitió visitar. Lo hacía siempre sonriente, acompañados de amigos y familiares como su madre, que desde hacía años se había ido a Dubai a vivir con él, y su hermana Noelia, que trabaja como jefa de relaciones institucionales y comunicación para Binter. Los tres vivieron juntos momentos inolvidables.

"Estaba súper feliz, haciendo lo que más le gustaba, era el trabajo de su vida", comentaba la misma fuente, que añadía que "desde siempre supo que quería ser auxiliar de vuelo". La trágica noticia cayó como un jarro de agua fría entre sus excompañeros, que se enteraron durante la mañana de que Javier estaba entre los 62 fallecidos por el accidente aéreo. "Nos levantamos con la noticia y estamos todos afectados", apuntaba. "No sabemos muy bien qué ha ocurrido más allá de todo lo que leemos en el Facebook", indicaba esta misma compañera, que describía cómo el muro de Javier Alejandro Curbelo se había llenado de condolencias por parte de sus amistades. "Dentro de un mes tenía pensado venir a Canarias", apostillaba.

De la época escolar recuerda que era un chico feliz y que se le daba muy bien los idiomas, requisito indispensable para poder acceder a cualquier puesto relacionado con el mundo de la aviación. Asimismo, los compañeros de la generación de 1986 que cursaron sus estudios en el Colegio Sagrado Corazón quisieron enviar un mensaje de apoyo a la familia.

Un familiar comentaba en la tarde de ayer que estaban a la espera de recibir información por parte del consulado o la embajada de España en Rusia. La hermana del fallecido viajó a Dubai para arreglar los procedimientos burocrático y acompañar a su madre.

Fuentes diplomáticas, por su parte, informaban de que la oficina consular en Rostov realiza las gestiones para proceder a la repatriación de los cadáveres de Javier y Alejandro Álava Cruz, el piloto canario que también iba en el Boeing 737-800 siniestrado, un procedimiento que tardará días en producirse.