El juego acabó en tragedia. Un niño de nueve años de edad falleció ahorcado en la habitación de su casa de Jaén tras enrollarse un cinturón en el cuello. La policía sospecha que el pequeño Tony, de origen rumano, se ató ese objeto a modo de diversión, sin medir sus peligrosas consecuencias.

El informe preliminar de la autopsia revela que el menor murió por asfixia, al producirse una obstrucción en el riego sanguíneo. "A lo mejor lo vio en la tele o se lo dijo alguien", afirmaron fuentes cercanas al caso. Los patólogos descartan la intervención de una segunda persona y afirman que el cadáver no presentaba otros signos de violencia.

Los hechos se produjeron en torno a las siete de la tarde -hora canaria- del pasado martes. El niño estaba jugando con su hermano y otros menores cuando su madre le pidió que entrara en casa para hacer los deberes.

El menor de edad entró en su habitación y unos diez minutos después, su hermano de ocho años lo encontró colgado de una de las literas de su habitación.

El padre corrió a socorrerlo, pero ya era demasiado tarde. A la desesperada, salió a la calle con su hijo en brazos pidiendo ayuda a los vecinos. Allí mismo se le practicaron maniobras de reanimación dirigidas telefónicamente por miembros sanitarios, aunque sin éxito. Pasadas las ocho de la noche, se certificó su fallecimiento.

Los progenitores de la familia, compuesta por cuatro niños, no tenía trabajo fijo y subsistían "echando jornales, recogiendo chatarra y de la caridad de algunas instituciones como Cáritas", según explicaron los vecinos.