Ladridos, órdenes, silencios, ejercicios, momentos de concentración, actuaciones... se repiten con normalidad en el trabajo diario de los perros y los agentes de la Unidad de Guías Caninos de la Jefatura Superior de Policía de Canarias, al mando del subinspector Ángel Romero. Para muchos ciudadanos es una unidad desconocida, a pesar, entre otras cosas, de las exhibiciones que se realizan para los escolares, docentes y público en general, y que protagoniza noticias locales o nacionales por sus destacadas actuaciones. No hay que olvidar que estos perros están especializados en localizar droga, dinero, explosivos y restos humanos. Esta última materia es llamada por los agentes como el equipo Rehu, al mando del oficial Sergio Ramos.

Esta Unidad, como otros grupos especiales del Cuerpo Nacional de Policía (CNP), tiene la sede en el Centro de Internamiento de Extranjería (CIE), es decir, en la antigua prisión en Barranco Seco. Aunque su sede esté en Gran Canaria, su lugar de trabajo puede ser cualquier punto del Archipiélago canario. Todos están operativos para trabajar en cualquiera de las 24 horas del día y en cualquier día del año para realizar una actuación policial. De momento, no han sido activados para participar en las tareas de búsqueda y rescate tras el derrumbe de un edificio en Los Cristianos, pero están preparados por si son llamados.

Las perras Uca y Cora, de la raza pastor belga malinois, son las especialistas en la citada búsqueda de restos humanos, siendo la primera la veterana y la otra novel aún. El guía de Cora es Sergio Ramos y el de Uca es Miguel Díaz. Uca es la única en España y probablemente en Europa que está especializada en restos humanos y también en explosivos. Ella localizó el pasado día 30 de marzo el cuerpo sin vida de la vecina de Telde desaparecida, Carmen Rosa Hernández, en una de las paredes de la Caldera de Bandama, en la capital grancanaria tras tres días de intensa búsqueda.

También encontró en febrero el cadáver de un vecino alemán que se desorientó y cayó en una zona de muy difícil acceso en el barranco en Fataga, en San Bartolomé de Tirajana.

El otro servicio destacado de Uca fue en Lanzarote. En marzo de 2015 descubrió dónde estaba el cuerpo sin vida de un hombre de 39 años que fue golpeado, y que se hallaba en una cueva a unos cuatro metros de profundidad en Argana Alta, en Arrecife. También tuvieron que colaborar los Bomberos del Consorcio al ser un lugar de difícil acceso. Los propios compañeros de la Comisaría de Arrecife de la Policía Nacional afirmaron que si no hubiesen contado con Uca dudaban de que fuese encontrarlo. Los agentes pagaron de sus bolsillos una placa de agradecimiento para Uca y su guía, Miguel Díaz.

Campo de trabajo

Este grupo se creó en los años 90. El policía Javier de la Calle vino destinado a Gran Canaria y se trajo a su perro adiestrado, y consiguió que se crease una unidad con funcionarios y canes bien formados. En la actualidad, está integrado por un total de nueve funcionarios y veinte perros. Todos, agentes y canes, tienen sus respectivos horarios y jornadas de trabajo.

Todos los días hay una unidad en la calle haciendo un servicio de inspección o cualquier otra actuación. La posible existencia de explosivos es lo más habitual.

Estos policías nacionales han llegado a formar parte de la Unidad mediante oposiciones eliminatorias para alcanzar ser un guía canino muy cualificado. No entra cualquiera. Un requisito fundamental es, lógicamente, que les gusten perros.

Los centenares de aspirantes tienen que superar las pruebas físicas, teóricas y psicotécnicas. Después, la entrevista con un instructor y con un psicólogo. Deben de seguir un curso eliminatorio, con cursos formativos y de conocimiento, y después con las definitivas pruebas teóricas y físicas.

La gran mayoría de los guías caninos viven en sus domicilios con los perros con los que trabajan. Rolf, Yaki, Basco, Rua, Duso, Kiara, Uca , Pol y Cora, son algunos de la veintena de canes de esta Unidad en Canarias. No son de rastreo aquellos a los que simplemente dan una prenda y buscan a una persona viva. Han sido adiestrados durante un año siendo cachorros. No tienen que ser de una raza determinada. Deben de tener cualidades concretas, como fuerza y resistencia física, inteligencia y muy buen olfato. A los siete años se "jubilan". Y su guía, que lo compró de cachorro, lo dona a una familia adecuada. En la actualidad son unos 400 perros los que integran todas las unidades existentes en España. Hace diez años un can salió herido por una bengala en el sur de Gran Canaria.