Un numeroso grupo de vecinos se había concentrado en el que fuera el cuartel de San Francisco, en Granadilla de Abona, para sacar el carné de identidad. También fue convento franciscano pero en ese momento, el 3 de febrero de 1963, era Casa Consistorial y Juzgado de Partido. Un equipo del Ministerio del Interior había viajado hasta el municipio sureño para repartir DNI entre la población. Era domingo y la hora de comer, las 14:35 horas, pero aún así seguía entrando gente para aprovechar la presencia de los funcionarios pero, también, para protegerse del mal tiempo. "Llovía y granizaba copiosamente y muchos transeúntes se refugiaron en el inmueble", escribió Emiliano Guillén Rodríguez, cronista oficial de Granadilla de Abona, que estima que habría unas 1.300 personas.

De repente, parte del corredor superior del claustro, precisamente donde se había acomodado el equipo del Ministerio, cedió y se vino abajo. Según el cronista, "el estruendo de los materiales y personas que cayeron al patio interior sobre los congregados desató entre los presentes una situación de incertidumbre y pánico general que degeneró en tragedia, produciéndose, por esta causa, tan elevado número de víctimas". La mayoría de ellas murieron por asfixia y aplastamiento en torno al descansillo de la escalera que daba acceso a la calle. Los heridos superaron el centenar y los muertos fueron 24.

En Tenerife jamás había ocurrido una tragedia que afectara a un edificio de viviendas como el ocurrido el jueves en Los Cristianos. Pero sí está este suceso que afectó al convento y sede del Ayuntamiento granadillero. Es el derrumbe con más víctimas de la historia de la Isla. Tras la catástrofe se activó un dispositivo de ayuda y se desplazaron a Granadilla ambulancias, Cruz Roja, Guardia Civil, equipos médicos, voluntarios de Santa Cruz, La Laguna y otros lugares para asistir a los damnificados y trasladar a los heridos a distintos centros sanitarios... El pueblo granadillero colaboró ofreciendo sus casas, cocinas, mantas, calor humano y todo cuanto dispone. Las avionetas del Aeroclub de Tenerife de inmediato trataron de participar pero la adversidad climática reinante les impidió volar. Un avión de la compañía Tassa tomó tierra en el aeródromo de El Médano con el médico del aeropuerto para trasladar heridos graves, relató Emiliano Guillén.

Según una nota del Ayuntamiento redactada en 2013 con motivo del 50 aniversario de aquella desgracia, después de una noche larga, gris, fría y triste, al día siguiente, un multitudinario desfile de féretros y personas recorrió la arteria central de la Villa camino del cementerio de Acojeja, en el que se estimaron unas 20.000 personas las asistentes al sepelio. 53 años después de aquel lamentable suceso, el pueblo de Granadilla sigue agradeciendo a todos los que estuvieron altruistamente a su lado en aquellos momentos tan difíciles. Es algo que jamás olvidarán.