Un terremoto de magnitud 6,2 sacudió ayer durante unos 30 segundos la costa norte de Ecuador, con epicentro en la misma zona que el seísmo del pasado sábado, con una magnitud 7,8 y que provocó 525 víctimas mortales y más de 4.000 heridos, así como cuantiosos daños materiales. Los geólogos consideran que la réplica de ayer fue inusualmente fuerte, pero también advirtieron de que se podrán suceder "durante meses". No hubo grandes daños.

Una española con doble nacionalidad, española y ecuatoriana, es una de las 525 víctimas del terremoto. Falleció en la ciudad de Manta, según informó ayer el consulado español en Guayaquil, donde estaba inscrita, al Ministerio de Asuntos Exteriores. Fuentes diplomáticas indicaron que las autoridades ecuatorianas, al tener la doble nacionalidad, no la contabilizan como víctima extranjera del seísmo.

El nuevo terremoto se produjo sobre las 10.33 hora española (las 3.33 en Guayaquil). Previamente, el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) había informado de un temblor de 6,1 con epicentro a 25 kilómetros al oeste de Muisne, en la provincia de Esmeraldas, una de las más afectadas por el temblor del sábado. El Centro de Advertencia de Tsunamis del Pacífico también registró el nuevo seísmo, situando su magnitud en 6,21 grados.

Las tareas de rescate de víctimas y posibles supervivientes continúan. Uno de los últimos cadáveres rescatados de debajo de los escombros es el de un niño colombiano, que pasaba las vacaciones con su familia. La ONG Bomberos Unidos admitió ayer que las posibilidades de hallar a personas con vida son ya escasas.