"El hombre se estaba muriendo y los responsables del barco no hacían nada. No sabían hacer tareas de reanimación. Me pareció increíble". Angelis González disfrutaba la mañana de este domingo, junto a sus tres hijos, de un plácido paseo por la costa de Santiago del Teide, en el sur de Tenerife, cuando de repente ocurrió la desgracia. Un turista alemán de unos 70 años, que se había tirado al agua como el resto de pasajeros, se quedó de repente flotando bocabajo justo a escasos metros de donde estaba Angelis.

Pero lo peor fue lo que vino después, según relató la testigo a La Opinión de Tenerife. "Cuando subieron al hombre al barco, el responsable y la tripulación no sabían qué hacer. No tenían conocimientos en salvamento ni el más mínimo material para un percance de este tipo. De hecho, fue mi hija de 19 años la que, en medio de la confusión, se presentó voluntaria para hacer el boca a boca, porque algunos de los tripulantes se negaron a hacerlo. Yo no me lo creía. Pero también me pareció increíble que el hombre que llevaba una lancha que estaba cerca del barco, al que se le requirió ayuda para llevar al hombre más rápido al puerto y tratar de reanimarlo, se negó. Dijo que no era asunto suyo y se marchó. El resultado: el turista alemán murió".

Los hechos ocurrieron la mañana de este domingo durante una excursión por el mar con turistas para ver las ballenas y los desfines, y echarse un chapuzón en Masca. Angelis y sus tres hijos habían venido de Madrid por el Día de la Madre y se hospedan en un hotel de Santiago del Teide. En la embarcación habría entre 50 y 60 personas. Después de salir del puerto de Los Gigantes, se dirigió a Masca, parándose para ver los cetáceos. Ya en Masca, la tripulación tiró el ancla y dio diez minutos a los turistas para bañarse en las aguas cristalinas de la cala de Masca. Fue ahí cuando ocurrió la tragedia.

El afectado se estaba bañando con su mujer cuando sufrió previsiblemente una parada cardiorespiratoria. La mujer fue la primera que se extrañó de que su marido no respondiera pero luego fueron acercándose otros bañistas, entre ellas la misma Angelis. Al ver que no respondía empezaron a temer lo peor.

La testigo asegura que el responsable del barco estaba "bloqueado" y apenas hizo acto de presencia en los primeros momentos. "Aquello era un caos: el capitán diciendo que había línea para llamar a las emergencias, los tripulantes sin las menores nociones de atender una urgencia, los presentes intentando echar una mano con toda la buena voluntad pero tampoco sin conocimientos... Fue terrible", comenta Angelis.

El barco tardó unos 20 minutos en volver al puerto de Los Gigantes. Allí, el turista alemán fue atendido por un equipo sanitario del Servicio Canario de Salud que llegó en una ambulancia. Las tareas de reanimación duraron más de una hora pero no se pudo hacer nada.