El pasado cinco de mayo recibí la noticia del fallecimiento de Santiago Martín Rodríguez, como se le conocía en la Villa de Agüimes, en Vegueta (Las Palmas) y en Mogán (pueblo natal de su esposa María Jesús Bueno Quintana).

En los tres lugares aludidos eras conocido como un buen esposo, padre ejemplar, excelente cristiano y especialmente cariñoso con todos tus nietos.

Desde muy joven, Santiago participó en las obras de teatro que se representaban en Agüimes, conocidas con el nombre de comedias. En dichas representaciones, trabajó junto a un elenco de actrices y actores, destacando entre otros las actuaciones de Teresita Ruano Suárez (depositaria actual del mecenazgo agüimense) y Eugenia Suárez Artiles (q. e. p. d.). Dichas comedias se representaban en la sala del cine de Agüimes y en otros lugares de la Villa, siendo muy concurrida la asistencia de público para recibir toda la cultura popular que irradiaban de estos valientes y principiantes actores.

Destaco de Santiago su participación en la Cabalgata de Reyes de la Asociación La Salle de esta Villa, hoy conocida como Auto de los Reyes Magos de nuestro bien recordado Orlando Hernández. Representaste durante cinco años consecutivos desde 1956 el papel del Rey Herodes desde el balcón de Luisito Artiles Martín. Junto a él colaboraron en esta primera cabalgata: Lorenzo Santana, el aludido Orlando Hernández, Expedito Segura, Francisco Olivares, el Hermano Tomás Fidel, el Hermano Lorenzo y el presidente de la Asociación de aquella época Bernardino Romero Melián.

Nos dio todo un ejemplo de solidaridad, paciencia y cariño cuando acompañaba a su concuño José Artiles Sánchez al haberse quedado ciego por la diabetes. En sus paseos diarios con José, la gente se quedaba admirada por su comportamiento tan ejemplar. Para mí fue una lección irrepetible.

Santiago era también conocido como artesano en sus horas de ocio. Hace un año tuve la gran suerte de recibir de sus propias manos un pequeño objeto artesanal adornado con elementos ancestrales de nuestra cultura canaria, entremezclada con pequeños aros de plata (una verdadera joya y todo un lujo para el receptor). Este regalo lo guardo como paño en oro. Reitero una vez más lo dicho por el sacerdote el día de su funeral: "Dios nos concedió la bendición de poderte disfrutar durante tantos años entre nosotros". El sepelio fue multitudinario, acompañándole a su última morada sus amigos de la Villa de Agüimes, Vegueta y Mogán.

Santiago repetía estos versos: "Campanas de mi lugar/ tú me quieres bien de veras/ cantaste cuando nací/ llorarás cuando me muera/ atrapo con mis pestañas/ sales del alma y sales del ojo/ y flores de telarañas/ de mis tristezas recojo". Tus hijos María del Rosario, Alicia, Aquilino y Gustavo, junto a tu esposa y amigos deseamos que descanses en paz.