El exciclista profesional David Cañada Gracia, que ayer falleció en un accidente mientras participaba en la Marcha Cicloturista Puertos Ribagorza, logró salir indemne a lo largo su carrera deportiva de numerosos percances y lesiones, algo que no ha ocurrido en la prueba en la que participaba y en donde ha encontrado la muerte.

Fue un deportista al que le tocó convivir con la fatalidad y la desgracia de una forma permanente pero cuyo coraje le permitió superar todas las desgracias. Ese infortunio que le acompañó sobre la bicicleta como profesional ha regresado en una marcha no competitiva para acabar con su vida. A lo largo de su carrera sufrió lesiones en ambos tendones de Aquiles, fracturas de cúbito y radio, lesiones en las dos clavículas, en los dedos de los pies, necrosis en una muñeca, un problema cardiaco del que tuvo que ser intervenido y también superó un cáncer de piel, pero la fatalidad ha querido que falleciera haciendo lo que más le gustaba y a lo que se entregó desde pequeño: montar en bicicleta.

Su vida deportiva estuvo marcada por las numerosas desdichas, que comenzaron de aficionado cuando fue seleccionado para el Mundial de Colombia de 1005. Se cayó la víspera y se rompió la cabeza del fémur, algo que le acompañó mientras fue deportista de elite y eso fue posiblemente lo que condicionó que estudiara fisioterapia.

Cañada militó entre 1996 y 2000 en el equipo ONCE, entre 2001 y 2002 en el Mapei, en el 2003 en el Quick Step-Davitamon, entre 2004 y 2008 en el Saunier Duval y en 2009 en el Fuji-Servetto.

Nacido en Zaragoza el 11 de marzo de 1975, debutó como profesional en las filas de la ONCE tras su etapa como corredor aficionado en Aragón en donde lo ganó todo y era prácticamente insuperable tanto en carretera como en pista antes del alcanzar el profesionalismo. En la edición del Tour de Francia del año 2000 acabó en quinta posición en la etapa prólogo, una contrarreloj individual que ganó David Millar por delante de Armstrong, Jalabert, Jan Ullrich y el propio David Cañada. Días después obtuvo el maillot blanco de mejor corredor joven al adjudicarse la cuarta etapa, una contrarreloj por equipos con la ONCE, y subió hasta la segunda posición en la clasificación general aunque finalmente acabó el Tour en el puesto 33.

En 2001 le detectaron una anomalía cardiaca, la enfermedad de Wolf-Parkinson-White, y su corazón llegó a ponerse a 230 pulsaciones por minuto. Fue operado pero el problema no se arregló definitivamente y en la Vuelta a España 2006 regresaron las molestias. Fue intervenido quirúrgicamente y él mismo reconoció que su vida corría peligro.

En el año 2006, enrolado en el Saunier Duval, Cañada logró la victoria en la general de la Vol-ta a Catalunya, su mayor triunfo deportivo, pero al año siguiente la calamidad volvió a paralizar su carrera en forma de cáncer de piel (melanoma) del cual fue intervenido quirúrgicamente. Posteriormente, en 2008, la hinchazón de un ganglio de la axila fue el aviso de que sufría un linfoma. Los ganglios afectados fueron extirpados y se erradicó el problema.

El 21 de enero de 2010 anun-ció su retirada definitiva en Zaragoza después de catorce años en activo al no haber encontrado equipo para continuar como profesional.