Al menos cuatro personas fallecieron y otras 24 resultaron heridas desde el comienzo de las inundaciones que sufrió durante esta semana Francia, informó ayer el primer ministro francés, Manuel Valls. El jefe del Ejecutivo agregó que el número de personas que tuvieron que ser evacuadas como consecuencia de las crecidas supera las 20.000, de las cuales 17.500 residen en la región de Ile-de-France, que incluye a París y sus alrededores.

El nivel de vigilancia naranja, el segundo más alto tras el rojo, está en vigor en 19 departamentos de Francia: en cinco casos por las tormentas que estaban previstas y en 17 por riesgos de inundación.

Por otro lado, París vivió ayer con alivio, aunque todavía en estado de vigilancia, cómo las aguas del Sena empezaban a perder altura a su paso por la capital francesa, tras alcanzar unos niveles inéditos desde 1982.

La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, señaló tras reunirse con su equipo en el Ayuntamiento que la situación se estabilizó en la capital y que se asiste a un comienzo de decrecida del Sena, aunque insistió en la necesidad de continuar vigilantes en los próximos días.

En torno a las 02.00 hora canaria, la estación de control de Austerlitz, en pleno corazón de la ciudad, arrojaba un dato de 6,09 metros, el tope al que llegaron las aguas pero aún lejos de los 7,30 metros que suponen la entrada en vigor de la alerta roja.

Catorce horas más tarde, a las 16.00 hora canaria, el servicio de prevención de crecidas, Vigicrues, informaba de que el nivel había bajada de los seis metros para colocarse en 5,99.

Lo peor, pues, parece haber pasado. Las autoridades cuentan con que el descenso sea muy paulatino y no se acelere hasta después del fin de semana, siempre y cuando las nuevas lluvias que se prevén no sean tan torrenciales. A la vista de que muchos de los museos más visitados de París permanecerán cerrados hasta el martes, los turistas aprovecharon para fotografiar este momento histórico.