Egipto despidió el pasado viernes a la activista y militante Shahenda Maqlad, que luchó por los derechos de los campesinos en las décadas de los años 60 y 70, y murió durante la noche del jueves al viernes a los 78 años debido a un cáncer de hígado.

Cientos de personas participaron durante el viernes en el funeral de esta mujer revolucionaria en su pueblo natal de Kamshish, en la provincia de Monofiya en el delta del Nilo (norte), informaron los medios locales, que recordaron esta figura que ya ha entrado en la historia de Egipto.

Otra ceremonia en su honor se celebrará hoy en El Cairo.

En el momento de su fallecimiento, Maqlad era miembro del Consejo Nacional de Derechos Humanos de Egipto, órgano gubernamental, así como del partido izquierdista Al Tagamu.

Asimismo, presidía la Unión de los Agricultores (organismo sindical independiente), por cuyos derechos luchó desde su juventud, sobre todo tras el asesinato de su marido Salah Husein a manos de señores feudales en Kamshish en 1966.

Las luchas campesinas en esa localidad le valieron una visita del mismo Hernesto Che Guevara, que acudió a Kamshish de la mano del expresidente socialista Gamal Abdel Naser, y se encontró con Maqlad.

La mujer, madre de tres hijos, apoyó la reforma agrícola y las políticas de Naser, que gobernó entre 1953 y 1970, y posteriormente se opuso a la liberalización económica de su sucesor, el presidente Anuar al Sadat, e incluso fue encarcelada por protestar en contra de los acuerdos de paz que éste firmó con Israel en 1979.

Respecto a su padre ella manifestó: "Era un oficial de policía de alto rango que fue tratado injustamente por el gobierno. Era un hombre de mente abierta que cree en dar plenos derechos para las mujeres. Debido a su punto de vista, se le dio asignaciones en diferentes pueblos y ciudades, por lo que tuvimos que cambiar con frecuencia de domicilio".

Ella siguió siendo una figura controvertida durante el mandato del presidente Hosni Mubarak (1981-2011) y regresó a la primera línea del activismo, a pesar de su edad, a partir de la revolución del 25 de enero, que acabó derrocando al dictador.

Estuvo en la plaza Tahrir junto a los jóvenes revolucionarios y durante la agitada transición, hasta su muerte, siguió trabajando a favor de los agricultores de Egipto y también de las mujeres.