Conocer a José Carlos Bolaños Naranjo (19 de diciembre de 1964-16 de junio de 2016) es una de esas experiencias por las que vale la pena pasar en la vida. Jose -sin acento- dejó huella entre quienes le conocieron.

En su familia más cercana -su esposa Fabiola, sus hijos Carla y Alejandro; sus padres, José María y Alicia; y sus hermanos, Alicia, Daniel y Armiche-; en sus amigos del alma; en sus compañeros del Cuerpo Nacional de Policía, en particular los de la Unidad de Prevención y Reacción; y en sus antiguos compañeros del Claret, en concreto entre los de la generación de 1966 -año arriba, año abajo-.

Jose Bolaños destacaba en todos los deportes, ejercía el liderazgo que le habían encomendado sus amigos tras habérselo ganado con justicia por su buen hacer y su sentido común, era un buen estudiante y tambián dibujaba y escribía con tino.

Los colegas del E -aunque también los de otras clases-, quienes compartieron con él la segunda etapa de la EGB en Tamaraceite saben que fue un compañero leyenda. El mayor representante del E, al que imprimió estilo... Deportistas, divertidos, un poco gamberrillos, sí, pero buenos compañeros, todos para todos,... Y él, entre los que más. Conociéndole entonces, no es de extrañar que acabara desarrollando sus instinto protector y su capacidad para los trabajos en equipo en la Policía Nacional, que el pasado viernes le rindió un emotivo homenaje al ser enterrado con los honores, el reconocimiento y las divisas de inspector de la Unidad de Prevención y Reacción. Entre el Claret y el trabajo también se le recuerda por Madrid, cuando vivía en el célebre piso de la calle Ponzano, 25, 7º D, que fue lugar de encuentro de muchos canarios.

La familia se dispone ahora a darle un sentido homenaje y un último adiós mañana jueves día 23 de junio en la parroquia del Corazón de María, en Obispo Rabadán, en la capital Gran Canaria, donde se celebrará su funeral a partir de las siete de la tarde.