El pasado 23 de abril pasado falleció en Madrid Victoria Marco Linares de Fonseca, quien fue toda una gran mujer por eso del hombre que le acompañó a lo largo de su vida, su esposo el coronel de Infantería Valeriano González Fonseca. Se cumplió aquello que "detrás de un gran hombre hay una gran mujer".

Victoria había nacido en Almería y con muy pocos años perdió a su padre, por lo que la madre fue una excelente mujer y madre ejemplar, que supo sacar a adelante a Victoria y darle una buena educación.

Cursó estudios de Música y bellas Artes en España y en Francia. El francés fue un idioma que dominaba a la perfección. Fue cantante de ópera. Llegó a interpretar junto a Alfredo Kraus. Fue tremendamente culta que escribió en cinco libros.

Ostentaba con orgullo los títulos de Camarera de Nuestra Señora de la Soledad, de la Pontificia Real de Orden del Santísimo Cristo de la Buena Huerta y Ánima-Mena (Málaga); esclava de la Real Archicofradía de Jesús Nazareno de Medinaceli (Madrid); Caballero Legionario de Honor; Medalla de oro de las Bellas Artes; Camarera de la orden de Las Palmas; Académica de Francia; y Medalla de Oro de la Cruz Roja.

Victoria, como periodista, cubrió toda la in formación sobre el triste espectáculo de la Marcha Verde y fue la última en abandonar en Sahara, desde Villa Cisneros, con el coronel-gobernador Federico Gómez de Salazar. En varias ocasiones descubrió a espías marroquíes disfrazados con el vestuario de saharauis. Dos de ellos eran oficiales del Ejército Real de Marruecos. No dudó a enfrentarse a ellos y desenmascararlos. Como era una mujer valiente, narró en sus crónicas la realidad que ella vio, sin tapujos y con la verdad por delante.

Conocí a esta magnífica familia en 1958, yo como cabo de batallón de Infantería del Ministerio del Ejército. Tuve entonces al teniente Valeriano González Fonseca, siendo recto, pero sobre todo muy humano. Puedo decir que yo había perdido a mi padre años antes. Encontré a Valeriano González como mi segundo padre. Así lo recordamos en su VII bandera del III Tercio de Fuerteventura, en la cual manda como teniente coronel.

Con mi recuerdo de gratitud a este excelente matrimonio, que hace realidad la siguiente cita: "Así, como una jornada bien cumplida, produce un dulce sueño, así una vida bien usada causa una dulce muerte", de Leonardo de Vinci.