La Guardia Civil publica un decálogo para responder a llamadas extorsionadoras en las que el interlocutor hace creer a la víctima a través del teléfono que tiene secuestrado a un familiar, Este tipo de casos se ha multiplicado, y en ellos se suelen exigirse cantidades que oscilan entre los 2.000 y 10.000 euros a cambio de su liberación.

Las llamadas se efectúan por lo general desde prisiones de Chile, según la misma fuente, donde internos disponen de teléfono móvil con el que marcan al azar números, posiblemente valiéndose de una guía telefónica de España.

Los delincuentes fingen la voz de la persona que dicen tener secuestrada y sus gritos de auxilio, para aumentar la angustia de la familia y conseguir más rápidamente el dinero. Y alegan que para su liberación deben realizar el envío de dinero a través de empresas.

La Guardia Civil resalta que es fundamental mantener la calma y la serenidad. Y, a partir de ahí, aconseja en este decálogo tener precaución con llamadas entrantes con prefijos desconocidos o numeración oculta; escuchar y dejar hablar al interlocutor, grabando la conversación si es posible; no facilitar nunca datos personales, de ubicación o contacto; dejar una línea de telefonía libre para intentar localizar a la supuesta víctima y avisar a Guardia Civil, simultáneamente; intentar realizar alguna pregunta muy personal de la víctima que le permita, en base a la contestación, concluir que es un falso secuestro; no efectuar nunca por nuestra cuenta pagos monetarios o entregas de efectos de valor requeridos por el extorsionador; no dudar en cortar la comunicación, ya que, posiblemente, desistirán y buscarán otra posible víctima; escribir inmediatamente todo lo que se recuerde y denunciar siempre los hechos ante la autoridad. Y controlar los datos volcados en las redes sociales y evitar encuestas en las que se pregunte por datos personales, ya que pueden ser utilizados por los criminales para hacernos creer que se trata de un secuestro real.