José Francisco Santana Álvarez, Fran Santana como se le conocía, estuvo ayer muy presente en la plaza de San Juan de Telde. No solo por el minuto de silencio en su recuerdo que se desarrolló ante las Casas Consistoriales de su ciudad natal, sino también en las lágrimas casi sin contener de su hermano Víctor, el silencio contenido de otro de sus hermanos pequeños, Enrique, y en las referencias a su personalidad, bonhomía y profesionalidad por parte de quienes lo conocieron, amaron y admiraron por su principios irreductibles.

De hecho, por esta defensa de su forma de ver la vida, tanto el colectivo Turcón-Ecologistas en Acción como Izquierda Unida Canaria (IUC) Telde proponen un reconocimiento imperecedero para el fallecido. Los ecologistas creen que el mejor homenaje, además de recordar su legado, sería nominar el merendero de Melenara, con pinos marinos, con su nombre. Por su parte, IUC cree que merece una calle o un espacio público.

El foco de atención se centró en los dos hermanos, a los que los miembros de la corporación municipal presentes, empleados municipales y ciudadanos de a pie dieron su sentido pésame. Los medios de comunicación también esperaron su turno para entrevistarlos, para conocer sus sentimientos, para, en definitiva, dar cumplida cuenta a la ciudadanía del drama que ha sacudido con tanta crudeza a Fran Santana y a su familia de una manera inesperada. El agente forestal no era un novato en la extinción de incendios, ya que había participado en el de Fuencaliente y en otros más.

Víctor Santana fue el encargado de responder a las preguntas de los periodistas. Al principio parecía sereno, pero a medida que hablaba su voz se entrecortaba y alguna lágrima se escapó. Recordó que su hermano tenía una verdadera pasión por la naturaleza y fue siempre fiel a sus principios.

"Dejó su trabajo fijo y seguro en Iberia para vivir la vida que quería, cerca de la naturaleza y se presentó a las oposiciones de agente de Medio Ambiente del Gobierno de Canarias y las aprobó. Pero no se quedó aquí su progresión profesional, aprobó Derecho porque quería conocer todo lo relacionado con la legislación medioambiental para defenderla mejor", destacó Víctor Santana. Pero no era un legalista que buscara la sanción, sino la prevención, como recuerda su hermano: "Frank informaba a todos sobre las leyes para que las cumplieran, para que supieran lo que no se podía hacer, no iba a poner multas y ya está".

Sobre la petición de la nominación de una calle o espacio público, Santana consideró que "si vale para que se le recuerde su legado, se reconoz ca su labor y se enseñe sería ideal, pero no ponerle una calle o espacio sin esa finalidad". en una sentida carta, Víctor expresa su admiración y amor por su hermano, un referente en su vida.

Honorio Galindo, presidente de Turcón-Ecologistas en Acción, destacó el magisterio ejercido por Fran Santana en los entonces jóvenes aprendices de ecologistas. "En mi caso, sembró la semilla de la guerra por la ecología e impulsó en La Palma el movimiento ecologista, que siempre defendió".

Más íntimo y personal fue el recuerdo que tuvo de Fran Santana su primera esposa, María Isabel Fernández, presente en el minuto de silencio. "Era una gran persona, muy culto, entregado socialmente, militante de partidos políticos, de sindicatos, impulsor del ecologismo a través de la radio, muy trabajador. Era un ser extraordinario".

Ambos se divorciaron después de ocho años de matrimonio y un hijo en común, que siempre ha mantenido una relación muy fluida con su padre. "Lamento lo que le ha pasado, es un duro varapalo".