El doctor e historiador taurino Andrés Salas falleció en Murcia, donde fue enterrado ayer tras el oficio religioso en el tanatorio de Espinardo. Gran aficionado a la fiesta de los toros, Salas estaba muy ligado al Club Taurino de Murcia, que lo nombró socio de mérito y que posteriormente le concedió su medalla de oro.

Era un gran conversador, con una memoria prodigiosa para recordar fechas, personajes y acontecimientos ocurridos desde su infancia.

Sus plazas fueron las de Murcia y Sevilla, y sus toreros, Curro Romero, Ortega Cano y, en especial, Jose Mari Manzanares, por el que sentía pasión.

Aunque unas limitaciones físicas le obligaron a tener que recurrir a la silla de ruedas, era frecuente verlo en sus paseos diarios por sitios tan murcianos como la plaza de Santa Catalina o la plaza de Belluga.