Ya lo dice el artículo 6º de la cartilla del Guardia Civil o sea el código de conducta más antiguo que se conoce de un cuerpo de Seguridad. "El guardia civil no debe ser temido sino de los malhechores, ni temible sino de los enemigos del orden. Procurará ser siempre un pronóstico feliz para el afligido, y que a su presentación el que se creía cercado de asesinos, se vea libre de ellos; el que tenía su casa presa de las llamas, considere el incendio apagado; el que veía a su hijo arrastrado por la corriente de las aguas, lo crea salvado".

El agente Fran Santana, de 34 años, con diez años en el Cuerpo, siete de ellos dentro de la Agrupación de Tráfico, en el destacamento de Granadilla de Abona no lo dudó un momento el pasado viernes cuando al llegar a la curva del kilómetro 57, en la TF-28, en el municipio sureño de Arico, fue parado por varios corredores del equipo italiano UC Pregnana-Team Scout, invitado a la LXI Vuelta a la Isla de Tenerife. Uno de sus compañeros, Ricardo Bridelli, de 19 años, se había precipitado al fondo de un barranco desde unos 35 metros del altura.

El guardia civil llamó por la malla interna a la organización y alertó a bomberos y al SUC, al tiempo que se dispuso a bajar a la profunda garganta. Cuando llegó se encontró al corredor con una enorme brecha en el mentón y comenzaba a tragar sangre, lo que dificultaba su respiración. Lo primero que hizo el agente fue tomarle el pulso y comprobar que no tenía ninguna fractura abierta, al tiempo que comprobó que respiraba con cierta dificultad. Luego taponó la herida al tiempo que lo colocaba con sumo cuidado en una postura de manera que no siguiese tragando su propia sangre. A partir de este momento el agente tuvo que bajar y subir al fondo del barranco en distintas ocasiones. Una vez para llevar el suero, otra con diverso material médico y la siguiente para ayudar al rescatador del GES. Finalmente, colaboró con dos miembros de Cruz Roja española que descendieron con una camilla al tiempo que dos bomberos se descolgaban mediante la técnica de rappel.

El joven fue evacuado en un helicóptero medicalizado debido a la gravedad de sus lesiones, fractura de pelvis sangrante y diversos hematomas en el rostro hasta el Hospital Nuestra Señora de La Candelaria. Este motorista acudió a visitarlo y lo primero que hizo la víctima fue darle las gracias por salvarle su vida, algo que el guardia civil le resta importancia, a pesar de que el personal sanitario interviniente cree que de no ser por la rápida actuación del agente, este joven no lo contaría. "Si hiciese falta lo volvería a hacer". Hoy, Ricardo, fuera de peligro, aunque grave se recupera en compañía de su familia que se desplazó desde Italia.