El cocinero detenido por la desaparición de la vecina de La Paterna Juana Ramos ingresó ayer en prisión provisional, comunicada y sin fianza por orden del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 2 de Las Palmas de Gran Canaria. Miguel Ramos Quesada negó que acabara con la vida de su expareja, pero la magistrada María Auxiliadora Díaz ha ordenado su encarcelamiento por los delitos de homicidio o detención ilegal al encontrar indicios que desmontan la coartada del investigado. El matiz del tipo penal es importante porque el cuerpo de Juana Ramos, de 58 años, sigue sin aparecer desde el pasado 21 de agosto.

Esa madrugada del sábado al domingo estuvo con Miguel Ramos, con quien seguía en contacto pese a romper la relación sentimental hace años. El investigado sostiene que fueron al barranco de Moya y luego dejó a Juana en su casa de La Paterna sobre las 00.30 horas, pero los indicios recopilados por la Brigada de Homicidios de la Policía Nacional contradicen esa versión. La pista más importante, quizá, la aportan los datos de geolocalización de los teléfonos móviles, los cuales revelan que el cocinero no regresó a la capital grancanaria desde el municipio norteño para dejar a su expareja.

Miguel Ramos contó a su familia que esa noche, después de dejar a Juana en La Paterna, fue hasta un centro comercial de la capital para recoger a su hija a la salida del cine, pero los investigadores han comprobado que la menor no regresó a casa con su padre, sino por sus propios medios. Eso y los datos del móvil lo dejan sin coartada porque fue la última persona que estuvo con la desaparecida esa noche.

Un hombre conocido

Ramos, que vive en Bañaderos, procede de una familia humilde de la costa de Moya, es el segundo de cinco hermanos, ha trabajado de cocinero en varios restaurantes y tiene dos hijos de una relación anterior a la mantenida con Juana. El mayor estaba con él cuando fue arrestado el pasado lunes. Los agentes registraron la vivienda del progenitor y una finca que su familia posee en El Roque.

La investigación está bajo secreto de sumario y la policía sigue practicando diligencias para tratar de resolver el crimen con la localización del cuerpo de la víctima, pero las contracciones halladas en las explicaciones del detenido han motivado su ingreso en la cárcel. La magistrada instructora dictó el auto sobre las 13.00 horas, tras más de una hora de interrogatorio en las dependencias de la Ciudad de la Justicia. Lo hizo a petición de la fiscal delegada en Las Palmas contra la Violencia sobre la Mujer, Beatriz Sánchez, que comparte las tesis de la juez y de la Brigada de Homicidios.

Ambas intentaron que Ramos desvelara el paradero de Juana, pero el investigado no se derrumbó y mantuvo la misma versión que en comisaría, esto es, negó cualquier relación con la desaparición de su excompañera sentimental. Su abogado, Rubén Alemán, que ha sido asignado por el turno de oficio, se opuso al ingreso en prisión al considerar que no existen indicios sólidos para responsabilizarlo del supuesto homicidio. De ahí que probablemente recurra el auto de prisión ante la Audiencia de Las Palmas para tratar de que recupere la libertad.

La investigación, en cualquier caso, parece estar en una fase muy inicial, con imputaciones provisionales que dependerán de si aparece o no el cuerpo de la víctima. Por eso el auto de prisión se dicta por homicidio o detención ilegal, delito este último que está castigado con una pena igual al anterior, de 10 a 15 años de prisión.

Lo normal en estos casos es que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado no escatimen esfuerzos en localizar a la víctima, tal como ocurrió con Marta del Castillo, aunque finalmente los autores de ese crimen fueron juzgados y condenados sin que se encontrara el cadáver de la joven asesinada en Sevilla. La policía, hasta el momento, ha buscado a Juana en el barranco de Moya y sus alrededores ante la sospecha de que Ramos ocultara su cuerpo en esa zona. Su casa estaba intacta, señal de que no regresó a su domicilio de La Paterna esa noche. Su coche, además, seguía aparcado. Regentaba una tienda de alimentación en dicho barrio. Ambos compartieron 14 años de relación, aunque con altibajos.