La familia de María Villar Galaz, sobrina del presidente de la Federación Española de Fútbol, Ángel María Villar, pagó el miércoles pasado unos 3.275 dólares (cerca de 3.000 euros) a los secuestradores de la joven, lo que no impidió que fuera asesinada, informó ayer una fuente oficial.

Villar Galaz fue secuestrada el martes 13 de septiembre al salir por la noche de las oficinas de la empresa IBM México, en la que trabajaba como consultora, en la zona de Santa Fe, en el oeste de Ciudad de México, y tomar un taxi con rumbo al barrio de Polanco, donde residía. Al día siguiente, los secuestradores se pusieron en contacto con la familia, que pagó un rescate "muy inferior" al que habían solicitado, según reveló el martes el ministro de Exteriores en funciones de España, José Manuel García-Margallo. Versiones periodísticas señalan que el rescate solicitado ascendía a dos millones de pesos (90.000 euros).

El cuerpo sin vida de la joven fue hallado el jueves pasado en un arroyo de aguas residuales de una comunidad del municipio de Santiago Tianguistenco, en el Estado de México, aledaño a la capital del país, con los pies y manos atados, además de una bolsa en la cabeza que causó su muerte por asfixia.

Los familiares de María Villar están en espera de resolver unos trámites burocráticos para repatriarla. Este es un caso que empaña la imagen de México pero que presenta todavía muchos interrogantes.

Una fuente oficial informó a la agencia Efe de que la pasada madrugada la familia sacó el cuerpo de María Villar del depósito forense, después de que su esposo lo identificara, con la idea de repatriarlo ayer mismo. Sin embargo, fuentes consulares explicaron que la repatriación a España se retrasaría porque había que concluir unas formalidades con las autoridades aeroportuarias y sanitarias mexicanas.