Los dos hijos y la nuera de Juana Ramos Medina, vecina de La Paterna, que está desaparecida desde el día 20 de agosto, presentaron ayer a la titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número dos de Las Palmas de Gran Canaria dos fotos en las que la madre aparece con moratones en los ojos y en los brazos, que presuntamente podrían ser fruto de maltrato por parte de su exnovio, Miguel Ramos Quesada, que actualmente está en la cárcel de Juan Grande.

La nuera de la comerciante de La Paterna reveló a la juez María Auxiliadora Díaz que existen más fotografías de este tipo en el ordenador de Juana Ramos. Por ello, la magistrada ordenó que la policía se desplazase al domicilio de Juana Ramos para recuperar el ordenador con dichas imágenes que se tomaron en distintos momentos.

Cuando los familiares en general o la nuera en particular, con quien Juana Ramos tenía una relación más próxima, le preguntaban por el origen de esos golpes, ella justificaba que eran lesiones que se produjeron en el comercio o por accidentes domésticos. Los hijos están convencidos de que su exnovio es el causante de la desaparición, según declararon ayer ante las cámaras de la televisión autonómica.

Los hijos de la desaparecida aportaron a la autoridad judicial más cartas que habían sido escritas por Miguel Ramos para su exnovia durante los 14 años de relación. En esa correspondencia, está, por ejemplo, una postal con motivo del Día de los Enamorados de febrero de 2010, con una bonita foto de una flor. En su interior está escrito: "Flores para un entierro y baile de lágrimas. Un corazón roto es un corazón muerto". Dentro de la postal estaban los seis folios de una carta, con cambios de letra, y en párrafos con letra de molde, junto a un dibujo de un corazón partido. Juana Ramos guardaba en su casa todas las cartas en un mismo sitio.

Los tres familiares declararon también sobre la relación que tenía Juana Ramos con ellos. "No había relación entre el hijo y la madre. Se reanudó cuando ella rompió la suya con Miguel Ramos. En julio fue a la boda de su hijo. Este hecho fue tomado como una traición por parte del exnovio", explicó la abogada Gema Ciro Fernández.

Los familiares consideraron como "clave el chantaje económico" entre la desaparecida y el investigado por un supuesto delito de homicidio o detención ilegal. Miguel Ramos tenía una pizzería. Pidió a Juana Ramos ponerla a su nombre porque él se iba a divorciar de su mujer y temía que perdiera este negocio en la separación. Todo iba con normalidad, al principio.

Sin embargo, él dejó de pagar a la Seguridad Social y no pagó la indemnización de un despido improcedente. No tenía dinero para afrontar 24.000 euros. La administración se los reclamó a ella, al ser la titular del negocio. Ella pidió un crédito al banco y cada mes pagaba los 500 euros a la entidad bancaria, y luego él se los abonaba a ella. En las dos o tres veces que barajan cortar la relación, él le amenazaba con no pagarle los 500 euros mensuales. Ella no quería romper a malas con él. Antes de que desapareciera, hacía tres meses que rompieron la relación. Sin embargo, él "la acosaba", dijeron los familiares, ya que iba a su casa a diario con cualquier excusa.