La Guardia Civil y la Policía Nacional han desarticulado, tras detener a sus nueve miembros, una banda a la que se imputan 50 robos con fuerza, violencia e intimidación cometidos desde octubre de 2015, sobre todo en Gran Canaria, pero también en Lanzarote y Pontevedra.

Esta operación conjunta, denominada Canarias-Cayenne, finalizó en diciembre del pasado año, pero sus resultados se difunden ahora porque el secreto de las diligencias se ha levantado recientemente, según ha explicado a Efe la Guardia Civil.

A los detenidos, que han ingresado en prisión, también se les acusa de pertenencia a grupo criminal y de un delito contra la salud pública, detalla el comunicado del Instituto Armado.

Esta operación se desencadenó en la madrugada del 3 de octubre de 2015, a raíz del atraco, por parte de tres encapuchados, a un empleado de una empresa de máquinas recreativas en la localidad de Vecindario.

Con violencia e intimidación, los tres encapuchados sustrajeron a la víctima las llaves maestras de numerosos modelos de máquinas recreativas de su empresa y las de un vehículo comercial que tenía estacionado en una gasolinera del municipio de Telde.

La Guardia Civil averiguó que el vehículo comercial había sido sustraído la misma madrugada y, tras ser abandonado, fue recuperado horas después por policías nacionales de la Comisaría de Telde en este municipio grancanario.

A este atraco prosiguió "un aumento exponencial de los robos con fuerza en diferentes puntos de Gran Canaria, en comercios y, sobre todo, en bingos y salas de juego", unas actuaciones en las que se detectó "un patrón delictivo común", de ahí que se sospechara que su autoría correspondiera a un grupo criminal organizado.

Las pesquisas desarrolladas para esclarecer este repunto de robos permitieron corroborar la supuesta autoría de varios sospechosos, con numerosos antecedentes policiales, y algunos de ellos investigados por la Policía Nacional por delitos similares ocurridos en su demarcación.

El grupo de investigación conjunto creado entre la Guardia Civil y la Policía Nacional estableció dispositivos de vigilancia y seguimiento de los sospechosos y se percató de que la organización realizaba reconocimientos previos de posibles objetivos.

A pesar del uso indiscriminado de teléfonos móviles, vehículos y otras contravigilancias en sus movimientos, los agentes lograron ubicar una serie de domicilios en los que la banda presuntamente ocultaba el dinero y los efectos robados, unas viviendas que, en su mayoría, no coincidían con sus domicilios de residencia habitual.

La investigación permitió imputar a esta banda 50 delitos contra el patrimonio cometidos en la provincia de Las Palmas y el municipio pontevedrés de Pontecesures, donde en septiembre de 2015 presuntamente robó en una gasolinera 8.500 euros en efectivo y otros efectos, como un teléfono móvil y una videoconsola de juegos.

Además, en noviembre del pasado año este grupo criminal supuestamente robó la caja fuerte de un supermercado de la localidad de Playa Blanca, en Lanzarote, una actuación en la que contó con la colaboración de una empleada del establecimiento, quien fue detenida entonces pero que no formaba parte de la banda.

En base a todas estas pesquisas, el 19 de diciembre de 2015 investigadores de los dos cuerpos policiales practicaron nueve detenciones, una de ellas en Fuerteventura, y ocho registros domiciliarios, seis en Las Palmas de Gran Canaria y uno El Carrizal (Ingenio).

En esos registros los agentes intervenieron 517.000 euros en efectivo, numerosas herramientas utilizadas en los robos, 47 relojes de pulsera de alta gama, casi 300 piezas de joyería, casi todas de oro, una motocicleta robada, llaves maestras de máquinas recreativas y 80 relojes de bolsillo de plata, que fueron sustraídos de un negocio de Arucas.