Al menos dos personas murieron ayer, siete resultaron heridas y otras dos permanecen desaparecidas por una violenta explosión en una de las mayores plantas químicas del mundo, la sede central del gigante BASF en Ludwigshafen, al oeste de Alemania.

El suceso fue a las 11.20 hora local en unas conducciones del puerto norte de la factoría, por donde la planta se abastece de gas licuado, aunque la empresa asegura que no detectó contaminantes peligrosos ni en el agua ni en la atmósfera. Las autoridades en Ludwigshafen pidieron a los vecinos que evitasen permanecer en el exterior después de que varias personas denunciasen problemas para respirar a raíz de la fuerte deflagración, que provocó un aparatoso incendio y una gran columna de humo negro.