Un fuerte terremoto de 7,8 grados de magnitud seguido de un tsunami golpeó ayer la costa este de Nueva Zelanda, donde dejó al menos dos muertos. Numerosas zonas en la costa tuvieron que ser evacuadas debido a las olas que se esperaban, de hasta 5 metros. Según los medios locales, se produjeron cortes de electricidad y los servicios de emergencia acudieron a rescatar a algunas personas en helicóptero.

En un primer balance, el primer ministro, John Key, confirmó que al menos dos personas fallecieron, aunque la cifra podría aumentar en las próximas horas.

El ministro de Defensa Civil, Gerry Brownlee, afirmó que hay un importante número de heridos debido al terremoto, pero que aún no se tienen detalles sobre su número y la gravedad de su estado.

Brownlee aseveró que ha estado informando por la noche al primer ministro y que no ha sido necesario declarar el estado de emergencia. El ministerio recomendó a los habitantes de la costa este del país que se desplacen "hacia zonas elevadas o lo más posible tierra adentro", así como que suban a los pisos superiores de los edificios o incluso a los árboles.

"Escuchen la radio y sigan las instrucciones de los servicios de emergencia", añadió el mensaje de alerta.

El temblor de 7,8 grados en la escala abierta de Richter ocurrió a las 23.02 hora local (11.02 GMT) del domingo en la Isla Sur y su hipocentro se localizó a 23 kilómetros de profundidad, según el Servicio Geológico de Estados Unidos, que registra la actividad sísmica en todo el mundo. La magnitud e hipocentro del seísmo, que se registró a 53 kilómetros al noreste de Amberley y a 93 kilómetros al norte de Christchurch, se elevaron tras nuevas valoraciones.

En las horas siguientes se produjeron numerosas réplicas, algunas superiores a los 6 grados de magnitud.

Nueva Zelanda se asienta en la falla entre las placas tectónicas del Pacífico y Oceanía y registra unos 14.000 terremotos cada año, de los que entre 100 y 150 tienen la suficiente potencia como para ser percibidos. El 22 de febrero de 2011, al menos 185 personas murieron en un seísmo de magnitud 6,3 que sacudió la ciudad de Christchurch, en la Isla Sur, y causó daños en 30.000 edificios.