A pesar de su crudeza, el accidente de Chapecoense en Colombia aún queda lejos del que se considera el accidente de avión más grave de la aviación comercial de toda la historia y que tuvo lugar en el aeropuerto de Los Rodeos, en Tenerife. La pista se convirtió en una especie de infierno en el que 583 pasajeros perdieron la vida. Once coincidencias fatídicas -entre ellas, el cierre del aeródromo de Gando, en Gran Canaria; las malas condiciones meteorológicas; la congestión en la pista de aterrizaje y las luces de pista fuera de servicio- dieron lugar al choque entre dos aviones. Aunque han pasado casi cuatro décadas, el fatal encontronazo continúa en la memoria de todos.

Tanto el avión americano como el holandés volaban rumbo a Gran Canaria. Sin embargo, el destino se truncó al explotar una bomba en el aeropuerto de Gando. El atentado y el aviso de una posible segunda bomba obligaron a cerrar al tráfico aéreo y a los dos jumbos no les quedó más remedio que desviarse hacia el otro único aeropuerto operativo por entonces en Canarias: Los Rodeos.

Una vez que se comprobó que no existían indicios de una segunda bomba, el aeropuerto grancanario volvió a funcionar. El problema surgió cuando intentaron llegar hasta la cabecera de la pista. Los Rodeos, aparte de no estar construido en la zona con las mejores condiciones atmosféricas, no se diseñó para aparatos grandes como los jumbos. De hecho, simplemente el KLM y el camión cisterna dejaban poco espacio para maniobrar. Las nubes bajas empezaron a dificultar la visibilidad. La torre de control no veía a las aeronaves e, incluso, los propios aparatos tampoco alcanzaban a verse entre ellos.

Sobre las 17:06 horas ocurría la mayor tragedia aérea de la historia. Un minuto antes, el KLM comunicó que estaba listo para despegar. Sin embargo, la torre le dijo que esperara, pero el avión holandés no escuchó las instrucciones. El Pan Am, entre que las luces de pista no están operativas, la neblina y la estrechez de las calles previstas para despegar, se equivocó de salida.

El KLM no era consciente de que tenía al Pan Am delante por la escasa visibilidad del aeropuerto en ese momento e inició el despegue. Durante quinientos metros y cerca de nueve segundos, en las dos cabinas son conscientes de la tragedia que se avecina. El Pan Am acelera para salir de la pista por todos los medios.El KLM intenta despegar desesperadamente,incluso ya se encuentra del todo en el aire cuando llega a la altura del Pan Am.

El impacto se produce sobre las 17:06:50 horas. No hay testigos oculares. El personal del aeropuerto y algún vecino de la zona solo oyen las explosiones. A día de hoy, las 583 de vidas perdidas son honradas con un monumento que roza el cielo desde Mesa Mota, a unos kilómetros del fatídico escenario del 27 de marzo de 1977.