El tiempo pasa, pero el recuerdo de un padre como el mío no se perderá nunca. Antonio Ojeda Marrero, vecino de Teror, falleció el 16 de septiembre de 2016 a los 90 años.

Era un buen padre y un buen marido de Araceli Ramírez, de 84 años. Le gustaba mucho contar anécdotas e historias. Fue taxista de Las Palmas de Gran Canaria. Era muy querido por la familia y por los amigos.

Él era natural de la Vega de San Mateo, igual que mi madre, pero ambos ya llevaban 45 años viviendo en la villa mariana.

El 21 de diciembre tuvo lugar una misa en su recuerdo en la basílica de la Virgen del Pino. Muchos familiares y amistades no faltaron a la despedida.

Nunca te olvidaremos.