Las declaraciones prestadas en Comisaría por las tres hijas de María del Carmen Martínez, viuda del expresidente de la Caja del Mediterráneo (CAM), tres días después de cometerse el crimen no aportaron datos relevantes sobre la autoría del asesinato, pero sí revelaron a los investigadores el enfrentamiento entre dos bandos de la familia Sala: ellas por un lado y su madre y su hermano Vicente por el otro.

El interrogatorio desveló que las hijas, tras ser destituidas como consejeras delegadas del grupo empresarial en una junta celebrada a finales del pasado septiembre, accedieron al día siguiente a la caja fuerte donde su madre guardaba las joyas y las llevaron a un notario con el fin de fotografiarlas y levantar un acta. Luego aseguran que las dejaron de nuevo en su sitio.

María del Carmen notó que alguien había entrado en su habitación y así se lo hizo saber en una conversación con sus tres hijas, en la que también estaba presente la hermana de la víctima, porque a ella sí le desapareció unas bolsas con joyas. Esta conversación fue grabada y la policía la transcribió al encontrarla en el teléfono móvil de la viuda del expresidente de la CAM. Una de las hermanas, María del Mar, declaró que les recomendaron realizar el inventario por si en el futuro desaparecían estas joyas y explicó que lo hicieron al día siguiente de la junta en la que su madre se valió de la acción de oro para destituirlas como consejeras.

Fuensanta Sala, hija menor de María del Carmen y esposa de Miguel López, encarcelado como presunto autor del asesinato, declaró ante la policía que ninguna de las hermanas robó nada y que por consejo de los abogados hicieron las fotos de las joyas y también de las antigüedades de su padre.

La esposa de Miguel López confirmó que su marido tenía una relación normal con su madre, aunque indicó que en un par de ocasiones "chocó" con ella.

Añadió que cortó la relación con su madre al empeñarse en transmitir la acción de oro a su hermano Vicente y dijo que su progenitora nunca fue muy cariñosa. "A mi madre le gustaba el poder y el dinero, lo contrario de mi padre". Fuensanta explicó que el día del crimen estuvo con su marido en el colegio y a la hora del crimen estaban las tres hermanas juntas hablando con un abogado tras ser cesadas.