La Policía Nacional desarticuló una organización criminal internacional dedicada a la presunta trata y explotación sexual de jóvenes nigerianas en un complejo hotelero de Gran Canaria, un grupo que sometía a las víctimas a rituales de vudú para captarlas. Según informó ayer la Dirección General de la Policía, la operación se saldó con la liberación de dos víctimas de explotación sexual, una de ellas embarazada, y la detención de siete personas, cuatro en Gran Canaria, otra en Bilbao y dos en Alemania. En esta operación se intervinieron 5.000 euros en efectivo, terminales telefónicos y varios documentos de identidad utilizados para el traslado de las víctimas.

La banda criminal, formada por seis personas de nacionalidad nigeriana y un holandés, propietario éste último del complejo hotelero, se dedicaba a captar a jóvenes de origen nigeriano con la promesa de una vida mejor en España para posteriormente explotarlas sexualmente con la excusa de devolver la deuda contraída en el viaje. Según fuentes policiales, para someter la voluntad de las mujeres y mantener su silencio, los explotadores no dudaban en amenazarlas, darles palizas y someterlas a rituales de vudú.

Las jóvenes fueron sometidas en el país de origen a rituales de vudú para que se comprometieran a pagar los costes del viaje, a no escapar de la organización y a no denunciar su situación ante las autoridades.

Una vez llegaban a España, las mujeres quedaban a merced de sus captores al carecer de todo tipo de documentación y no denunciaban por miedo a represalias o a ser expulsadas a su país de origen. Los miembros de la organización utilizaban diferentes modos de transportes y rutas para trasladar a las víctimas a tierras españolas.

Una de las jóvenes liberadas informó a los policías sobre cómo viajó en avión desde Nigeria hasta Turquía, alcanzan- do Grecia a través de organizaciones locales dedicadas a facilitar la entrada de inmigrantes ilegales a Europa. Tras su llegada a Grecia, viajaba de nuevo en avión hasta Gran Canaria, donde los explotadores informaban a la joven de que debía devolver una deuda de 50.000 euros por los gastos del viaje ejerciendo la prostitución y tareas de limpieza del complejo hotelero.