El susto lo llevaba aún en el cuerpo mientras veía cómo los bomberos extinguían el fuego. David, que así se llama el propietario del Volkswagen Golf incendiado este sábado por la mañana en la plaza del Obelisc de la capital grancanaria, no daba crédito a lo que le había ocurrido, y de repente su vehículo es siniestro total.

"Salí del garaje", relata David, "y a los pocos metros sentí como una explosión. Me paré pensando que se había caído el tubo de escape o el parachoques trasero, cuando de repente ví que salía humo del coche y un vecino que cruzaba la calle me ayudó a salir de él, porque de pronto se incendió y ahí está, siniestro total".

El incidente se produjo, algunos minutos después de pasadas las once de la mañana, en la confluencia de las calles Tomás Morales con Doctor Waksmann, justo en la plaza del Obelisco, y la rápida intervención de un viandante y los empleados del Bar Restaurant Yeray, quienes hubieron de emplear cuatro extintores, impidieron males mayores, pues el coche ardía, con mucho humo, cuando minutos después llegaron dos camiones de Bomberos -que fueron alertados por varios ciudadanos que se encontraban disfrutando de su desayuno en 'La Chocolatería de la abuela'-.

Los efectivos de la primera dotación de Bomberos se hicieron cargo, ante la expectación generalizada, de sofocar las grandes llamas que salían de la parte delantera del vehículo.

"No entiendo qué ha podido pasar. No hace ni una semana que lo llevé a revisión al taller", señalaba David, mientras un agente de la Policía Local indicaba que "parece que hay una manguera de gasolina partida, y el líquido llegó al motor, de ahí que se incendiara. Menos mal que no alcanzó al depósito".

Los Bomberos actuaron con rápidez y diligencia, de tal forma que la parte trasera del vehículo no se vio afectada, pero aún así, el Golf deberá pasar a mejor vida, pues quedó siniestro total. "Sólo pude sacar la sillita del niño. Es una pena, porque le tenía mucho cariño al coche. Llevaba 26 años conmigo y había salido bastante bueno. Lo mejor es no tener que lamentar daños personales. Yo me encuentro bien, sólo el susto inicial", señalaba David con posterioridad, mientras móvil en mano trataba de encontrar una solución para llevar su ya inservible vehículo a algún taller o desguace que se hiciera cargo de él antes de enviarlo a la chatarra.