Un hombre de 48 años y natural de Güímar se atrincheró en la tarde de ayer en un bar de la localidad, arrendado por su exmujer y, después de rociar el local con gasolina, amenazó con hacer estallar varias bombonas de butano. Unas horas después, sobre las 15.15 horas, los agentes lograron que se entregara sin oponer resistencia y sin causar ningún daño.

El detenido se introdujo en el bar Añaterve, situado en el número 47 de la avenida Venezuela, hacia las 13.30 horas y al quedarse solo en el local presuntamente amenazó con prenderse fuego. Fue entonces cuando se alertó a las fuerzas y cuerpos de seguridad y se desplazaron hasta allí efectivos de la Policía Local, el Grupo Rural de Seguridad de la Guardia Civil y el Consorcio de Bomberos, para intentar que desistiera de su amenaza y saliera del local. Hasta la avenida Venezuela llegó la magistrada del Juzgado número 3 de Güímar.

En ese instante se estableció un perímetro de seguridad y se desalojaron los locales cercanos, entre los que se encontraba una oficina bancaria, y también las viviendas de los alrededores del edificio donde se encuentra ubicado el bar.

Tras la negociación con los efectivos que se trasladaron hasta allí, el hombre decidió entregarse sin oponer resistencia. Fue entonces cuando los agentes lo recluyeron en un portal cercano al establecimiento donde había permanecido atrincherado, a la espera de la llegada del radiopatrulla en el que sería trasladado.

El cuñado del detenido, que se encontraba en el momento del suceso dentro de la casa que ambos comparten, apuntó que este hombre y su mujer llevaban separados unos dos años y alegó que se trataba de una decisión con la que su cuñado no estaba de acuerdo. "Habían tenido problemas, pero esto no son maneras de arreglar las cosas", señaló.

El cuñado explicó que tanto él como el detenido solían ir al bar porque la relación con la exmujer era buena, ya que su piso está en el número 74 de la misma calle donde se ubica el local. "No nos esperábamos algo como esto", reconoció.

Según este familiar, el arrestado no tenía trabajo y estaba viviendo un mal momento personal que pudo haber sido el desencadenante de este suceso. "Llevamos ya un tiempo lidiando con él y ahora no se qué vamos a hacer", indicó.

La pareja tiene también un hijo en común que en la actualidad está fuera del archipiélago canario estudiando una carrera universitaria. "No sabemos cómo contárselo, esto ha sido un palo muy grande", aseguró este familiar del hombre arrestado. El cuñado del detenido afirmó visiblemente emocionado que toda la familia está conmocionada con el suceso.

La alarmante situación congregó en los alrededores del bar a un centenar de personas que esperaban con curiosidad el desenlace de la escena. Uno de ellos fue Alejandro Javier Díaz, propietario del local que la exmujer tiene arrendado desde hace más de 10 años. Indicó que recibió una llamada para alertarle de la situación de peligro que vivía su establecimiento. "Por suerte no pasó nada, menos mal que no me han tirado el edificio al suelo", afirmó. Díaz afirmó ella llevaba sola el establecimiento y apuntó que será una trifulca entre la expareja lo que dio lugar a la situación.