El estado en el que se encontraban unos perritos calientes fue uno de los motivos por los que un comerciante, Adriel, y un cliente, Aldo, de Alcaravaneras, en Las Palmas de Gran Canaria, llevasen más de una semana con riñas, provocaciones y denuncias. Todo acabó con el asesinato del comprador, que se produjo la noche del miércoles en el paseo de Chil con un cuchillo grande de cocina.

La mujer del fallecido, embarazada de ocho meses, llegó poco después de ocurrir este trágico suceso y tuvo que ser atendida por los sanitarios al sufrir una crisis de ansiedad. El hijo de ella, de otra relación, de unos diez años, estaba presente cuando supuestamente Adriel le clavó el arma blanca a su padrastro.

El joven con el nombre de pila Adriel, de nacionalidad cubana, de entre 25 y 30 años, regentaba con su madre un bazar, llamado La Tiendita, situado en la calle Alfredo Calderón, en el barrio de Alcaravaneras, transversal a General Mas de Gaminde y próxima al antiguo Estadio Insular. El cliente, Aldo, vivía con su familia en la segunda planta del edificio en el que se halla el bazar.

Al parecer, Aldo, de 31 años, fue al negocio que lleva Adriel, en el que se pueden conseguir alimentos muy diversos y de primera necesidad -agua, leche, café...-, y solicitó unos perritos calientes. El comerciante se los hizo. Aldo se fue y después bajó, molesto, como señalaban los vecinos, y le exigió a Adriel que le devolviese el dinero que le costaron porque no le gustaba cómo se encontraban los bocadillos de pan de bombón.

No hubo acuerdo entre ambos, sino una agresión. Luego, el vendedor, supuestamente, rompió un retrovisor de la moto de Aldo, que lo denunció. Según una vecina del inmueble colindante al bazar, el consumidor fue el lunes a la tienda, lo amenazó y le lanzó un petardo.

La celebración de un juicio rápido durante la mañana del miércoles no apaciguó el enfado mutuo. Acabó con una orden de alejamiento a 500 metros que tenía que cumplir el vendedor cubano respecto a Aldo. Por la tarde, se volvieron a encontrar y discutieron otra vez, y Aldo amenazó a Adriel con que lo volvería a denunciar.

El presunto autor del homicidio no cumplió la orden de alejamiento la noche del miércoles. Fue detenido por la Policía Nacional poco después de apuñalar al vecino sobre las 21.45 horas. Hoy o mañana podría ser la comparecencia judicial del autor del crimen.

Este homicidio fue tema de sorpresa, conversación y de dolor entre los pocos vecinos que se encontraban en las calles de Alcaravaneras, muchos de ellos con la mayoría de los negocios y locales cerrados por ser ayer jueves, como hoy viernes, día festivo.

Un residente del barrio, de mediana edad, al salir de un 24 horas de la calle Galicia, destacó que "Aldo es un luchador, un huérfano de padres. Lo que pido es que se haga justicia".

Un grupo de jóvenes veinteañeros, que se encontraba pasadas las cuatro de la tarde en la esquina de la calle Alfredo Calderón con Concepción Arenal, estaba muy sorprendido. Son clientes habituales de La Tiendita, que ayer se hallaba cerrada y que regentan la madre de Adriel y este desde hace medio año.

"Muy tranquilo"

"No me lo puedo creer que él [Adriel] haya cometido ese asesinato", comentó uno de los jóvenes de ese grupo. Todos aseguraban que el vendedor es "muy educado, muy amable y tranquilo".

"No puede ser que por unos perritos calientes hayan discutido tanto y él haya perdido el sentido común para clavarle el cuchillo. Quizás haya otra razón que no sepamos", manifestó una joven.

Otra vecina de la misma calle, que sacaba a su perro, estaba muy sorprendida. "No me puedo creer que haya pasado. Es un chico muy correcto y amable con todos los clientes".