Una madre y su hija, ambas naturales de Tenerife, figuraban ayer entre las personas que salvaron la vida del incendio que se desató la madrugada del pasado miércoles en una torres de viviendas de 24 plantas y 120 viviendas en el oeste de Londres. Mientras, la Policía y los equipos de rescate y emergencias se encontraban de lleno ayer en las labores de identificación de las víctimas mortales y en la búsqueda de los desaparecidos

El número de muertos como consecuencia de este incendio ascendió a 17. Otras treinta seguían ayer hospitalizadas en seis centros de la ciudad, de las que quince se hallaban en estado crítico, según el último parte médico.

Dorinda Suárez, una vecina gallega que escapó del fuego, afirmó "no saber nada" de una canaria y su hija, según indicó ayer para la Cadena Cope . Además, confirmó la presencia de otros españoles en el edificio, así como de una mujer de Ferrol, que "está hospitalizada" y una familia gallega que se salvó.

Afortunadamente, la familia tinerfeña está fuera de peligro. Ana, vecina del noveno piso, no se encontraba en su vivienda durante el incendio. "Estaba en casa de mi hija, que se mudó", afirma Ana, que lleva 30 años afincada en la capital británica. Las dos isleñas respiran aliviadas al pensar en lo que les podía haber pasado.

La primera víctima del incendio que arrasó el inmueble cuya identidad fue divulgada ayer es Mohammed Alhajali, un refugiado sirio de 23 años. La organización Campaña de Solidaridad con Siria informó que Alhajali, que llegó a Londres en 2014 y estudiaba ingeniería civil, murió tras esperar durante dos horas la ayuda de los bomberos.

El fuego y el humo todavía eran visibles ayer, treinta horas después de declararse el incendio, en el edificio situado en Kesington, cerca del popular barrio de Notting Hill. La torre, que albergaba 120 pisos en los que vivían unas 500 personas, quedó prácticamente destruida, aunque no se teme que la estructura se derrumbe.

Las causas aún no se aclararon, aunque los vecinos aseguran que advirtieron sobre deficiencias de seguridad en la torre, construida en 1974 y rehabilitada el año pasado. El Gobierno británico anunció un plan para inspeccionar edificios similares y ofrecer garantías a sus residentes.