Manzur Adbola Trabaue falleció el domingo a los 62 años cuando practicaba senderismo, con su garrote, como siempre, entre Ayacata y el Roque Nublo, en el municipio grancanario de Tejeda.

Era maestro artesano del garrote de salto canario. No era sólo maestro sobre la enseñanza de cómo hacer el salto con el garrote, sino también en la fabricación del mismo. Para muchos, además de gran persona, era un maestro que bien sabía qué tipo de maderas había que coger para fabricarlo, cómo hacer el corte, cuándo hacerlo, qué tipos de ceras -de cochino o de cabra- emplear, o sobre el secado.

Era muy conocido en todo el archipiélago canario, especialmente en muchas jurrias -grupo de saltadores de garrote- de diferentes islas. Se acababa de jubilar como trabajar de la compañía Emalsa. Para muchos estaba "sano", en perfectas condiciones para bastonear por los senderos y barrancos".

Su ilusión era dedicarse más a su gran pasión: el conocimiento y divulgación de las costumbres ancestrales de las islas. No sólo sobre el garrote, sino sobre la lengua e historia del archipiélago. "Tenía una gran generosidad y te hablaba con un energía pausada", comentaron varios amigos. "Murió donde tenía que hacerlo, con un garrote en la mano y en la Cumbre", agregaron.